Real Hearing. Tan real como en el tribunal


El Centro Internacional de Arbitraje, Mediación y Negociación (CIAMEN) del Real Instituto de Estudios Europeos, CEU San Pablo, concedió el II Premio CIAMEN de Arbitraje por su trayectoria profesional y personal en el mundo del arbitraje a José Antonio Caínzos, presidente del Centro Internacional de Arbitraje de Madrid (CIAM). José Antonio Caínzos responde a nuestras preguntas sobre esta concesión y sobre la actualidad y tendencias del arbitraje internacional.

  • Recientemente ha sido reconocido en el panorama español con el II Premio CIAMEN de Arbitraje por su trayectoria profesional y personal en este sector. ¿Qué significa para usted esta concesión?

Una gran alegría, un orgullo y un aliciente para seguir trabajando en pro del arbitraje.

La concesión fue una completa sorpresa porque nunca había pensado que podría recibir este premio, pero tengo que reconocer que también significó una gran alegría porque es reconfortante saber que destacados profesionales del mundo del arbitraje te han creído merecedor de esta distinción.

También supuso un pequeño orgullo. Cuando trabajas en el día a día, poniendo ilusión y pasión en tu trabajo no piensas siquiera en cómo perciben los demás tu trabajo, pero cuando ves que lo valoran positivamente, te supone la satisfacción de estar poniendo tu grano de arena en una tarea que es buena para las personas, la economía, los países y algo tan importante como es la solución pacífica de los conflictos.

Puedo decir que lo tomo como un incentivo para seguir trabajando es estos temas en el futuro. El trabajo que hay por delante es ingente y todo lo que hagamos es poco.

  • ¿Cuáles son las mayores dificultades que ha percibido para desarrollar su carrera?

Poner en marcha proyectos y convertirlos en realidades es algo que siempre me ha motivado y he tenido la suerte de poder hacerlo en varias ocasiones y en tareas muy diferentes, pero no se puede olvidar el esfuerzo que supone, las renuncias que implica y el riesgo que se corre de que no salgan bien. Para que los proyectos sean viables hace falta una idea clara, voluntad de llevarla a efecto, apoyo de quienes pueden darlo, equipo y medios, y eso no es fácil de conseguir.

  • ¿Cree que actualmente los jóvenes abogados que quieren dedicarse al arbitraje lo tienen “más fácil”?

Los objetivos importantes nunca son fáciles. Los jóvenes tienen a su alcance posibilidades que no existían hace años: un mercado mucho más maduro, infinidad de medios para formarse, redes de contactos muy útiles, integración plena en la comunidad arbitral. No obstante, tienen retos importantes: cambios permanentes en la tecnología, abrirse paso en una competencia intensa, mejoras en transparencia y diversidad entendida en el sentido más amplio, y eliminar las reticencias de quienes todavía no conocen en profundidad la realidad del arbitraje. Confío en que las nuevas generaciones estén a la altura.

  • En otro orden de cosas y atendiendo a la actualidad y al posible desarrollo del arbitraje comercial e internacional en próximos años, en relación con el cambio climático: ¿Cree que el impacto de la sequía puede repercutir en demandas asociadas a este campo?

No sé si la sequía en particular, pero todo lo relacionado con el cambio climático tiene un impacto en el arbitraje internacional. El cambio climático es mucho más que las variaciones que percibimos en el día a día del clima, es un hecho que obliga a cambios importantes en nuestra forma de vida para evitar consecuencias nefastas para el ser humano y para el planeta. Estos nuevos hábitos afectan a multitud de relaciones jurídicas en todos los campos. Si queremos que las medidas que se adopten tengan eficacia es imprescindible que sean de ámbito internacional. Por tanto, el comercio internacional de materias primas, energía y productos elaborados se va a ver afectado, no necesariamente de forma negativa, pero sí significativa. Es inevitable que una parte de esas modificaciones produzcan situaciones conflictivas a las que hay que dar solución.

  • ¿Deberían prepararse países como España para afrontar controversias relacionadas?

Si hablamos de la economía española, sin ninguna duda no puede permanecer ajena a las tendencias globales y cuanto antes lo haga, mejor parada saldrá de los cambios. Creo que las crisis siempre crean oportunidades para quienes saben verlas y anticiparse a otros.

Si nos referimos a España como centro internacional de resolución de disputas, estoy convencido de que nuestro país está en condiciones de ofrecerse para prestar servicios jurídicos de alta calidad, en un ambiente plenamente internacional, con vocación de puente entre continentes y una fuerte componente latinoamericana, a un precio razonable y con ventajas competitivas importantes. España ya cuenta con muchos activos a su favor. Uno que no debemos menospreciar es la presencia del idioma español en el mundo. Lo que falta es que lo afronte como un proyecto de estado. En ese esquema el Centro Internacional de Arbitraje de Madrid (CIAM) tiene un papel decisivo porque contar con un centro de resolución de disputas de vocación global es un foco de atracción de talento y de actividad imprescindible para ganarse la credibilidad internacional.

  • Los altos precios del petróleo han significado un cambio en las expectativas de recuperación tras la pandemia, ¿será también motivo para nuevos arbitrajes tanto comerciales, como de inversión?

Las crisis económicas siempre son una fuente de disputas. No tengo duda de que la situación económica actual va a dificultar el cumplimiento de los contratos y la vida de las compañías. La combinación de pandemia, altos precios de la energía, inflación, dificultades de suministro, guerra en Ucrania e incertidumbres políticas en diferentes regiones provocará dificultades de muy diversa índole que es razonable pensar que, en un buen número de casos, generen conflictos.

Las crisis económicas siempre son una fuente de disputas

Me parece que el mayor número de asuntos se va a mover en el seno del arbitraje comercial. En el de inversiones solo se producirá ese fenómeno si los estados toman decisiones que los inversores consideran contrarias a sus derechos.

  • ¿Seguirán afectando en su mayoría a los países productores?

No creo que se limite a ellos. Las alzas en el precio de la energía (tenemos el ejemplo del gas de plena actualidad) tiene un efecto expansivo sobre toda la economía internacional que impide que nadie se quede al margen, sean países desarrollados o en vías de desarrollo, productores o consumidores. Aunque los problemas que generen las disputas sean diferentes, me parece que habrá dificultades para todos.

  • ¿Qué puede esperar el sector del arbitraje europeo durante las diferentes etapas de la guerra de Rusia contra Ucrania?

Indudablemente la guerra de Ucrania y las consiguientes sanciones económicas de la Unión Europea a Rusia, si nos limitamos al ámbito estrictamente europeo, suponen una sacudida a multitud de relaciones económicas de todo género, a nivel estatal, de empresas y de particulares. Esos conflictos tendrán que resolverse de alguna manera y esperemos que, al menos en ese terreno, impere el buen sentido y se haga de forma jurídica. Las cortes de arbitraje, la mediación internacional o cualesquiera otras formas de resolución de disputas idóneas para diferentes sectores económicos, además de las soluciones diplomáticas, van a tener mucho que decir para mantener la seguridad jurídica y la confianza en el comercio internacional cuando la guerra concluya.

En el arbitraje internacional ya hay experiencia de tribunales especializados en situaciones de crisis muy singulares. Estoy convencido de que también esta vez se contará con los mecanismos y las personas adecuadas para ello.

  • La afluencia del procedimiento abreviado e incluso express, como es el caso del lanzado por la SCC, en los reglamentos de las cortes internacionales, ¿puede significar un menosprecio a ciertas etapas del arbitraje a favor de la premura por conseguir procedimientos low cost?

Creo que hay que diferenciar entre los procedimientos arbitrales propiamente dichos y otras fórmulas en las que encajaría el nuevo sistema de la SCC.

Los procedimientos abreviados son una realidad que está prestando buenos servicios al arbitraje nacional e internacional. La mayoría de los reglamentos de las cortes los tienen incorporados sin detrimento de los principios básicos que rigen el arbitraje. En mi experiencia no hay razón para desconfiar de ellos.

El ahorro de costes es un objetivo irrenunciable pero también debe serlo la calidad

Pueden buscarse otras vías que no sean verdaderos procedimientos arbitrales y que no acaben con un laudo, sino que sean recomendaciones u opiniones de terceros que pueden tener una utilidad pero que no deben confundirse con los arbitrajes.

En todo caso reconozco que la equiparación con los servicios low cost que se prestan en otros ámbitos no me gusta. El ahorro de costes es un objetivo irrenunciable pero también debe serlo la calidad y no debemos caer en la tentación de pensar que todo vale.

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