Para Katia Fach Gómez, autora del libro “The Technological Competence of Arbitrators. A Comparative and International Legal Study“, abordar la competencia tecnológica de los árbitros: “es un tema esencial para el presente y el futuro del arbitraje. Desde mi doble perspectiva de académica y árbitro, me gustaría que el libro impulsase un debate en esta materia, puesto que todos los participantes en el mundo arbitral tienen experiencias y propuestas interesantes para compartir sobre el uso de la tecnología en el arbitraje.”
Katia Fach Gómez es profesora titular de Derecho Internacional Privado en la Universidad de Zaragoza. Árbitro y mediador independiente en litigios internacionales y nacionales.
- ¿Están aprovechando los profesionales del arbitraje la tecnología?
En el mundo arbitral se alaba unánimemente la rápida y eficiente respuesta que este colectivo ofreció a los usuarios arbitrales durante la pandemia. Frente a las dificultades que se vivieron en el contexto judicial, se afirma que el colectivo arbitral “remó” a favor de la continuación de los arbitrajes pendientes, recurriendo a la tecnología como un arma clave para conseguir dicho objetivo. En ese sentido, creo que hay que valorar también el esfuerzo pro-tecnología que vienen desarrollando las instituciones arbitrales.
Todo ello, no obsta para que, como explico en el libro, haya todavía circunstancias y situaciones susceptibles de mejora (en el ámbito de la formación continua, por ejemplo; o de la inversión en tecnología). Hay que tener en cuenta que el avance tecnológico es imparable y que hay que hacer todo lo posible para que quienes forman parte del mundo arbitral no “tiren la toalla” ante evoluciones tan intensas como las que estamos viviendo en el ámbito tecnológico.
no hay fase o momento arbitral en el que no recurramos a la tecnología
- ¿En qué campos del arbitraje es más importante esta competencia?
Una de las ideas que este libro desarrolla es que un lego en el contexto tecnológico hoy en día no puede desarrollar correctamente su labor profesional, máxime si ese profesional es un árbitro. Creo que la idea de las “habilidades en forma de T” es perfectamente aplicable al contexto arbitral.
Hemos de ser conscientes de que actualmente no hay fase o momento arbitral en el que no recurramos a la tecnología. Desde el “e-filing” hasta la transmisión del laudo por mecanismos electrónicos, pasando por las audiencias remotas o diversas medidas en el contexto de la ciberseguridad. El libro va transitando por todas estas “estaciones arbitrales” y analizando los retos de naturaleza tecnológica a los que se puede tener que enfrentar un árbitro (y, por ende, otros profesiones -jurídicos y no jurídicos- que concurren en los arbitrajes contemporáneos.
En definitiva, la competencia tecnológica es absolutamente transversal y se trata de un requisito inherente al arbitraje contemporáneo.
- ¿Cómo está impulsando la tecnología el crecimiento de los profesionales del sector?
En el libro se hace una distinción entre “competencia tecnológica básica” y “competencia tecnológica cualificada (premium)”. Creo que todos los árbitros deben poseer ese nivel básico de competencia tecnológica, pero también estimo que debemos ser realistas, y que no podemos pedirles a los árbitros (o a otras profesiones jurídicas) que sean expertos en todos los ámbitos tecnológicos posibles. Por ello creo que la competencia tecnológica cualificada debe entenderse como un “plus”, que dará ventajas laborales -en término de nominaciones arbitrales, por ejemplo-, a los árbitros que lo posean. Así que, por ejemplo, a quien esté empezando una carrera profesional en el mundo arbitral yo le recomendaría que apostase por la capacitación tecnológica, porque puede ser un elemento distintivo que impulse su desarrollo profesional.
la competencia tecnológica cualificada debe entenderse como un “plus”, que dará ventajas laborales -en término de nominaciones arbitrales, por ejemplo-, a los árbitros que lo posean
- ¿Y cómo se puede aprender tecnología aplicable al contexto arbitral?
Yo creo que esa formación tendría que poder adquirirse ya en el ámbito universitario. Sería fantástico que los Grados en Derecho que se imparten en España ampliasen su oferta en materia tecnológica. Esto es, que para los estudiantes de derecho de nuestro país fuese habitual cursar asignaturas en torno a la tecnología. Y no solo asignaturas teóricas de derecho y tecnología, sino también asignaturas con un enfoque eminentemente práctico, donde se les enseñe a manejar los programas y herramientas que van a formar parte de su día a día cuando se incorporen a un despacho de abogados. Igual que, hace unos años, el inglés jurídico y la docencia en inglés marcaba una diferencia entre la oferta académica de las universidades, creo que las Facultades de Derecho españolas han de dar un paso adelante por lo que respecta al estudio y aprendizaje de cuestiones tecnológicas.
- ¿Cuáles son los principales retos y qué tendencias podemos esperar?
El reto es conseguir ser competente tecnológicamente y seguir siéndolo pese a la gran velocidad de avance de las nuevas tecnologías. Para ello, el árbitro tiene que ser consciente de que cuenta con diversos aliados que le pueden ayudar en su capacitación:
- las instituciones arbitrales y su personal cualificado en la materia,
- los despachos de abogados o instituciones a las que pertenecen,
- su propia iniciativa para seguir formándose y reciclándose en materia de tecnología, etc.
Hay que ser consciente de que para implementar adecuadamente los aspectos tecnológicos que cualquier arbitraje contemporáneo conlleva, hay que contar con la colaboración de distintos profesionales que aglutinan muy diversas y complementarias competencias.