Real Hearing. Tan real como en el tribunal


El 3 de noviembre, la Secretaría de la Carta de la Energía recordó, a través de una nota de prensa, el alcance de la cláusula de extinción (sunset clause) en relación con la disposición del artículo 62(1) de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, que permite a los Estados terminar o retirarse de un tratado debido a “cambios fundamentales de circunstancias” imprevistos.

Según la Secretaría es una norma bien establecida en el derecho internacional consuetudinario, pero sólo puede invocarse en circunstancias excepcionales, como se desprende del texto del tratado y de la interpretación posterior de la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

Según la nota de prensa, un Estado debe cumplir las siguientes condiciones para terminar o retirarse de un tratado debido a “cambios fundamentales de circunstancias” imprevistos:

a) el cambio de circunstancias era “esencial” para la decisión de celebrar el tratado, y

b) el cambio de circunstancias transforma “radicalmente” las obligaciones derivadas del tratado de manera que su aplicación posterior resulte excesivamente onerosa.

Por lo que las partes contratantes del TCE que deseen invocar el artículo 62 de la Convención de Viena, incluida la “cláusula de extinción” del artículo 47, deben demostrar que:

  1. el cambio de circunstancias era esencial en el momento de la celebración del TCE,
  2. que su cambio fue imprevisto y
  3. que dicho cambio transforma radicalmente el alcance de las obligaciones derivadas del TCE.

La cláusula de extinción que recoge el TCE permite que sus normas pervivan durante 20 años, durante los que los países podrán seguir siendo demandados bajo sus normas.

Las negociaciones hacia la modernización del acuerdo, sostenidas durante tres años, no han convencido a algunos países que han anunciado su salida del TCE.

Clara alusión a los recientes anuncios de retirada del TCE

El 21 de octubre, el presidente de Francia Emmanuel Macron anunció la retirada de Francia de la Carta de la Energía afirmando que se trata de una decisión coherente con la estrategia climática europea. Francia seguía los pasos de Países Bajos y España, quienes tras Polonia, que renunció al tratado a principios de septiembre, e Italia que lo hizo en 2015, anunciaron su rechazo al TCE en fechas recientes.

Entre las razones esgrimidas por los países destaca el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París de 2015 de lucha contra el calentamiento global.

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