El próximo 10 de julio, el Open de Arbitraje se celebrará por primera vez fuera de España. El evento, que nació en Madrid hace diez años, se presenta en Lima como una oportunidad única para conocer todas las novedades del sector, y el hilo conductor será su rica gastronomía local. Alfredo Bullard, promotor del Open de Lima y reconocido árbitro internacional, conversa con nosotros sobre esta edición: “El público peruano está particularmente interesado en que le digan cosas diferentes y vamos a tener gente sorprendida.”
- ¿Cómo surgió la idea de organizar este evento en el Perú?
Nosotros siempre hemos tenido interés en participar de eventos disruptivos. El Open de Madrid siempre me lo ha parecido pero, a su vez, manteniendo la seriedad de un evento de arbitraje bien armado y con panelistas de excelente nivel. Muy entretenido, pero a la vez profundo. Surgió la idea de proponerle a Javier Íscar (precursor del Open de Arbitraje) el hecho de salir a Latinoamérica. Lima es quizás uno de los lugares donde más se arbitra “per capita” en el mundo y a Javier, aventurero por naturaleza, le encantó la idea.
- ¿Qué expectativas tenéis respecto al público peruano?
Lo primero es sorprender. Se trata de un evento diferente, fresco, con una aproximación a los temas que creo que va a atraer. Perú es un país que explica el desarrollo de su arbitraje de manera disruptiva. Por ejemplo, la idea de que el arbitraje con el Estado es obligatorio es algo extrañísimo pero funciona bastante bien. El peruano es un público particularmente interesado en que le digan cosas diferentes y estamos muy entusiasmados en que vamos a tener gente sorprendida.
- ¿Cuáles son los puntos fuertes de este Open de Lima?
Traemos temas novedosos. Habrá una discusión entre chefs y abogados especializados en arbitraje; y es que hay mucho paralelismo entre el éxito de la comida peruana y el éxito del arbitraje peruano. En Perú se ha invertido mucho en la imagen y en la institucionalidad del arbitraje y los chefs han trabajado muy bien en crear una institucionalidad, no de sus restaurantes, sino de la comida peruana. Es una buena lección para varios países, una buena forma de aprender cuáles son las prioridades que los practicantes de arbitraje deberíamos tener en nuestra práctica: los árbitros y los abogados de arbitraje debemos compartir las mejores prácticas que, en mi opinión, son las internacionales, y hacerlas llegar al arbitraje doméstico.
La función del abogado es contar una historia persuasiva y, si uno no sabe contarla, puede tener razón y no se la van a dar.
- Otro plato fuerte son las técnicas y las habilidades de comunicación en el arbitraje, ¿cree que están en general desatendidas?
Hay muchas diferencias entre arbitraje doméstico e internacional. Las prácticas de destreza legal están más desarrolladas en arbitraje internacional, pero creo que todavía se tratan de una manera muy secundaria en relación a su importancia. La función del abogado es contar una historia persuasiva y, si uno no sabe contarla, puede tener razón y no se la van a dar. Es muy importante la capacidad de transmitir y ahí es donde adquiere mucha importancia lo interdisciplinario, el acudir a otras disciplinas que nos enseñen cómo mejorar nuestro “performance”.
Hay grandes abogados con habilidades de comunicación por naturaleza, pero todo se puede mejorar con entrenamiento y aprendizaje. Hay un déficit y mucho que aprender. Será importante la participación de actores y directores de cine y teatro en el evento, profesionales que saben cómo se trabaja la narrativa, que han trabajado con abogados y con resultados impresionantes.
El uso de esas herramientas por parte de los abogados es totalmente legítimo y saber bien como comunicar revela una diferencia.