Los ministros de Relaciones Exteriores del grupo G7 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y EE.UU.) difundieron la semana pasada un comunicado en el que reiteraban su oposición a la militarización en torno al conflicto en el Mar del Este y a acatar el laudo emitido por la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya, en el que se rechazó la reclamación china sobre la llamada línea de nueve tramos (nine dash-line).
El G7 considera que la sentencia del 12 de julio de 2016 es una base útil para proseguir con los esfuerzos y resolver pacíficamente la controversia en el Mar de China Meridional.
Ante la amenaza de una posible militarización, los ministros del G7 explican en su comunicado: “Reiteramos nuestra fuerte oposición a cualquier acción unilateral que aumente las tensiones, como la amenaza o el uso de la fuerza, la recuperación de tierras en gran escala, la construcción de puestos de avanzada, así como su uso con fines militares e instar a todas las partes a desmilitarizar las demandas y cumplir con sus obligaciones bajo el derecho internacional”.
Esta declaración se produce por la construcción de instalaciones militares en varias islas del Mar de China Meridional que está llevando a cabo Beijing.