¿Cuál fue tu primer acercamiento al arbitraje?
Mis primeros pasos en el arbitraje se dieron durante mis estudios de doble grado y en mayor medida, en el Máster de Acceso a la Abogacía, en los que se hicieron alusiones a este tipo de método de resolución de controversias alternativo a la jurisdicción ordinaria.
Sin embargo, mi verdadera primera experiencia en el arbitraje fue en 2014, cuando fui seleccionado por la Universidad Carlos III de Madrid para formar parte del equipo que la representaría en Colombia un año después durante la Segunda Competencia de Arbitraje Internacional de Inversión.
La Competición tuvo lugar en Colombia tras 9 meses de estudio y preparación de un caso de inversiones internacional. Gracias al Moot y, sobre todo, a mis entrenadores Pilar Perales Viscasillas, Deva Villanúa y Felipe Aragón, pude conocer en profundidad este sector de la abogacía tan apasionante.
Mi participación en el MOOT me permitió descubrir esta rama legal que cambió mis esquemas de resolución de controversias, debido a los múltiples beneficios que presenta, entre los que destacaría la posibilidad de personalizar las cláusulas arbitrales, la economía del tiempo, la alta calidad jurídica de los laudos arbitrales, así como su confidencialidad.
Al mismo tiempo, me permitió complementar mi formación como abogado. En el Moot no sólo se adquieren conocimientos teóricos y jurídicos sino que, además, experimentas una vivencia real y una visión práctica de todo el proceso arbitral desde la presentación del escrito de demanda hasta que se dicta el laudo arbitral.
¿Cuál ha sido tu experiencia en la competición MOOT Madrid?
Al contrario de lo que sucedió con mi participación en el Moot de Arbitraje Internacional de Inversiones, donde acudía como estudiante, en el Moot Madrid pude participar como árbitro en dos rondas generales. Pasé de ser una parte de la controversia, a ser la persona imparcial que debía valorar los argumentos de las partes. Tuve la oportunidad de arbitrar en las audiencias que enfrentaron, por un lado, la Universidad Pompeu Fabra y la Universidad de Sao Paulo y, por otro lado, la Universidad de Barcelona y la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.
La experiencia no pudo ser más gratificante, pues era un privilegio poder interactuar con los equipos, preguntarles acerca de las diversas cuestiones que se planteaban en el caso. Además, me alegró observar que cada vez hay una mayor preocupación por parte de los alumnos por la oratoria y sus implicaciones en el sector legal.
¿Por qué los estudiantes de Derecho deberían plantearse participar en este tipo de iniciativas?
El MOOT es una de las experiencias universitarias más gratificantes que un estudiante de Derecho puede realizar, pues las habilidades que en estas competencias se desarrollan son muy útiles para el inminente futuro profesional como juristas.
Se aprende a trabajar en equipo, a realizar labores de búsqueda jurisprudencial y legislativa, de investigación, a descubrir un amplio abanico de leyes internacionales, oratoria, a actuar formalmente ante los Tribunales y un sinfín de habilidades de expresión escrita y oral.
Además, permite al alumno tener un contacto directo con los mejores expertos en la materia. Tanto los entrenadores como los árbitros son especialistas de diversos países, lo cual te permite crear una amplia red de contactos muy útil en el futuro profesional.
Finalmente, y no menos importante, hay que destacar los fuertes lazos de amistad que esta competición te permite hacer con el resto de equipos universitarios, contactos que perduran en el tiempo, y que quizá sea uno de los objetivos de este tipo de competiciones.
¿Cuál es tu experiencia profesional con el arbitraje?
Mi experiencia en el sector del arbitraje fue a raíz de las prácticas del Máster de Acceso a la Abogacía. Durante este tiempo tuve la oportunidad de trabajar con el equipo de arbitraje de la firma de abogados de Cuatrecasas Gonçalves Pereira, firma que me permitió adentrarme en la mayor actualidad jurídica de este sector. Estoy seguro que resultó determinante para mi incorporación el haber participado previamente en un Moot internacional de arbitraje.
Desde tu posición de joven abogado, ¿cuáles crees que pueden ser las expectativas profesionales de los jóvenes ante el arbitraje?
El sector del arbitraje es un sector especializado. Un reducido porcentaje de los abogados son los que tienen suficiente formación y se dedican plenamente al ejercicio profesional en este método de resolución de conflictos, que es más limitado aun si cabe en el arbitraje de inversiones.
Por ello, las expectativas de los jóvenes abogados, y no tan jóvenes, reside en un cambio de la práctica de la abogacía. En primer lugar, los actuales planes de estudios universitarios carecen de los créditos suficientes para formación en arbitraje. Se debe apostar por un plan formativo con una presencia mayor de este sistema de resolución de conflictos. Es asombroso que un estudiante de una respuesta tendente al desconocimiento o incluso al rechazo cuando se le pregunta sobre arbitraje, y ello, en mi opinión, es debido a la ignorancia que se tiene sobre esta práctica legal.
En segundo lugar, se trata de un sector cuyo acceso es muy restringido y que depende básicamente de que se produzca un cambio en la práctica de la abogacía. Es necesaria una mayor involucración y formación de los abogados en tanto que, cuanto mayor sea su conocimiento en el campo del arbitraje, con mayor normalidad y facilidad incluirán cláusulas arbitrales en los contratos y demás acuerdos que realicen en su día a día.
De esta forma, la combinación de una adecuada formación a los estudiantes y el mayor uso de cláusulas arbitrales por los abogados ejercientes llevaría a la consolidación del arbitraje como una institución conocida y habitual en el tráfico jurídico y, consecuentemente, se permitiría a esta rama crecer y configurarse como un sistema de resolución de controversias alternativo a la jurisdicción ordinaria.
Y en España, ¿cómo ves el desarrollo del mismo en los últimos años?
El incremento de casos ante cortes arbitrales es cada vez mayor en España. Sin embargo, el crecimiento es aún menor si lo comparamos con los datos de la Unión Europea o países latinos.
El arbitraje permite resolver la controversia de forma más rápida, ágil y eficaz. Y son precisamente estas ventajas las que están moviendo al inversor a decantarse por un sistema de resolución como es el arbitraje
Por todo ello, creo necesario seguir en esa vía de publicidad y difusión del arbitraje a través de las cortes de arbitraje o las agrupaciones de abogados, pues es a raíz de ellos cuando el propio abogado conoce sus ventajas, y por los que el cliente final puede conocer nuevos sistemas de resolución de controversias.
En una entrevista reciente de CIAR Global a Carlos Matheus, éste explicaba que una corte de arbitraje con enfoque iberoamericano -como el Centro Iberoamericano de Arbitraje, CIAR- podría ayudar a impulsar la carrera de los árbitros de esta región a nivel mundial, ¿cuál podría ser el papel de los jóvenes abogados ante este panorama de impulso y fortalecimiento de la figura del árbitro y del arbitraje en el entorno iberoamericano?
El papel del joven abogado para favorecer el impulso de la figura del árbitro deber ser desde el trabajo y el continuo estudio, preocupándose por los problemas del sector y con las ambiciones e inquietudes necesarias para tomar un papel importante en la consolidación del arbitraje, y en la revalorización de la figura del árbitro, como futura posible salida profesional para los nuevos abogados especializados en la materia.
La posición del abogado joven ante el arbitraje en un tuit:
“El arbitraje requiere de formación e involucración”
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