Roberto Muñoz es asociado del departamento de Litigación y Arbitraje de King & Wood Mallesons (Madrid). Cuenta con experiencia en resolución de disputas civiles y mercantiles, nacionales e internacionales, ante tribunales judiciales y cortes arbitrales.
Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid (Premio de Estudios) y en Administración y Dirección Internacional de Empresas (con estancias en París y Londres) por el Centro Universitario Villanueva, Roberto obtuvo adicionalmente un LL.M. en Comparative and International Dispute Resolution (with Merit) por Queen Mary University of London.
Es coautor de la monografía titulada «El proceso civil inglés» y de numerosas publicaciones sobre litigación y arbitraje en CIAR Global, Expansión, Cinco Días, Getting the Deal Through o la International Bar Association. Asimismo, compagina el ejercicio de su profesión actuando como ponente en distintos seminarios especializados, habiendo colaborado con el Centro Universitario Villanueva y participado en el ICC Young Arbitration Forum — Nápoles.
- ¿Por qué tu dedicación profesional al arbitraje?
Personalmente, siempre tuve una clara preferencia por la resolución de disputas frente al resto de áreas en las que podía centrar mi carrera profesional.
comparto el enfoque práctico del arbitraje, con procedimientos ágiles y flexibles, en los que la disputa suele ser resuelta por profesionales especializados en la materia y que cuentan con conocimientos técnicos.
En relación con el arbitraje en particular, en mi caso fue decisivo el elemento internacional y multicultural que suele llevar aparejado. En esta práctica es habitual intervenir en litigios con partes de distintos países, a veces representadas por compañeros de otras jurisdicciones, en los que la controversia se administra por una corte extranjera e, incluso, se resuelve por uno o varios árbitros de diferente origen.
Por otro lado, comparto el enfoque práctico del arbitraje, con procedimientos ágiles y flexibles, en los que la disputa suele ser resuelta por profesionales especializados en la materia y que cuentan con conocimientos técnicos.
- Cursar un LL.M. parece estar en la mente de muchos estudiantes de Derecho que quieren enfocar su carrera hacia el Derecho Internacional o el arbitraje, ¿podrías valorar su utilidad en la práctica?
Los LL.M. son una extraordinaria ocasión para especializarte en un área determinada. Más aún en Derecho Internacional o arbitraje pues, aunque en los últimos años se les está prestando más atención, todavía no se abordan con el detalle necesario durante los estudios de licenciatura / grado en Derecho.
Poder relacionarte, convivir y trabajar con personas de distintos países y con culturas jurídicas —en ocasiones— muy diferentes, te ayuda a ampliar tu visión y perspectiva, no sólo jurídica sino también personal.
Estos programas te dan la oportunidad de aprender de la mano de los mejores profesionales y académicos en un ambiente de máxima exigencia, lo que te sirve para profundizar e incrementar considerablemente tus conocimientos, aportándote asimismo un valioso elemento de diferenciación.
La experiencia es, además, inmejorable si cursas un máster de estas características en una institución extranjera o con un programa internacional. Poder relacionarte, convivir y trabajar con personas de distintos países y con culturas jurídicas —en ocasiones— muy diferentes, te ayuda a ampliar tu visión y perspectiva, no sólo jurídica sino también personal.
Y es que, aunque la práctica del derecho es en esencia local, nuestra profesión se ve cada vez más influenciada por la globalización e internacionalización. Por ello, en la abogacía de los negocios, un LL.M. es muy útil para nuestro día a día, especialmente a la hora de prestar asesoramiento en asuntos internacionales o a clientes extranjeros.
- ¿Cuáles son a tu juicio los principales retos que enfrenta a corto y medio plazo el arbitraje comercial en España?
Es necesario continuar con la difusión y promoción del arbitraje, así como proporcionar la máxima seguridad jurídica posible para incrementar la confianza en el sistema.
- Para ello, en primer lugar, sería conveniente contar con una única corte de referencia internacional y unificar los distintos reglamentos que existen, tal y como ocurre con algunas de las principales plazas arbitrales en el mundo.
- Asimismo, a pesar de que el arbitraje es indudablemente una realidad, a día de hoy algunas empresas aún desconocen que disponen de la posibilidad de acudir a este método alternativo de resolución de disputas. Por lo tanto, es imprescindible que tratemos de acercar el arbitraje a todo el tejido empresarial español.
- Por último, sería recomendable intensificar la ya existente coordinación y colaboración entre jueces y árbitros, para garantizar que las resoluciones judiciales sobre esta materia están alineadas con la postura del resto de países de nuestro entorno y con la práctica arbitral.
- ¿Y cuáles son las fortalezas del sistema arbitral español?
Afortunadamente, en España tenemos tradición y cultura arbitral. De hecho, han transcurrido ya casi 15 años desde la entrada en vigor de nuestra Ley de Arbitraje, que a su vez se inspiró en la Ley Modelo de UNCITRAL.
Contamos con profesionales altamente cualificados y especializados, con cortes arbitrales de prestigio y con árbitros con una gran experiencia y profesionalidad, reconocidos tanto a nivel nacional como internacional.
Al mismo tiempo, se ha ido eliminando el recelo que inicialmente podía generar el arbitraje y, salvo contadas excepciones, los pronunciamientos judiciales confirman el buen momento que vive el sistema en nuestro país.
- España ha pasado a ser uno de los países más demandados en arbitraje de inversiones como consecuencia de las reformas energéticas ligadas a las energías renovables, ¿cómo crees que afectará esta situación?
Los arbitrajes inversor-Estado no son tan comunes como los comerciales, de manera que, en ocasiones, nos podemos encontrar con conceptos jurídicos que todavía no están plenamente asentados o definidos. Así, los recientes litigios frente a España favorecerán el desarrollo del arbitraje de inversión.
estos procedimientos han generado malestar entre los inversores nacionales, dado que (al contrario que los extranjeros) no pueden acudir al arbitraje, sino que se ven obligados a litigar ante los tribunales ordinarios
Ahora bien, con independencia de esta contribución, lo cierto es que estos procedimientos han generado malestar entre los inversores nacionales, dado que (al contrario que los extranjeros) no pueden acudir al arbitraje, sino que se ven obligados a litigar ante los tribunales ordinarios. La sensación de desigualdad, además, ha aumentado como consecuencia de la contradicción entre determinados pronunciamientos arbitrales y las sentencias dictadas a este respecto por el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional.
Esta situación, junto con los pronunciamientos condenatorios que puedan dictarse frente al Estado español, podrían provocar una respuesta política en el sentido de alinearse con la iniciativa europea que plantea, como posible solución, una reforma absoluta del arbitraje de inversión tal y como lo conocemos.
- En relación con el Centro Iberoamericano de Arbitraje (CIAR), ¿cómo valoras la promoción de una institución arbitral iberoamericana con pretensiones de convertirse en un referente en la administración de arbitrajes en la región?
Como cualquier producto o servicio, el éxito muchas veces descansa en la capacidad de proporcionar una solución a necesidades ya existentes, y ese es justamente el caso del CIAR.
Todos los países que integran la comunidad Iberoamericana comparten un sinfín de similitudes, entre las que se encuentran no sólo la cultura, el idioma o la tradición jurídica sino también distintas oportunidades profesionales, de inversión o de negocios. De hecho, muchas empresas de nuestro entorno a la hora de internacionalizarse comienzan por el resto de países iberoamericanos.
Por ello, es muy positivo disponer de una única corte de referencia para todo Iberoamérica, dado que aporta la tranquilidad y seguridad que valoran y demandan tanto las empresas como los profesionales jurídicos.
- Por otro lado, ¿crees que la búsqueda de diversidad en arbitraje internacional está justificada?
Considero que no sólo está justificada, sino que simple y llanamente es indispensable.
Recordemos que el arbitraje encuentra su encaje ideal en la resolución de disputas que tienen, precisamente, elementos muy heterogéneos. De ahí que la diversidad sea inherente al propio sistema.
Además, sería una irresponsabilidad descartar el beneficio que comporta la diversidad, en la medida en que contribuye con variedad de enfoques y perspectivas tremendamente útiles para resolver cualquier conflicto.
- ¿Cuál podría ser el papel de los jóvenes abogados ante un impulso y fortalecimiento de la figura del árbitro y del arbitraje en el entorno iberoamericano?
La función de los jóvenes abogados es esencial, tanto para el presente como para el futuro del arbitraje.
De hecho, el elemento internacional característico del arbitraje lo encontramos en el ADN de muchos jóvenes profesionales. Y es que, al contrario de lo que podía ocurrir hace años, en la actualidad es bastante más sencillo formarse en un país extranjero, compartir experiencias con compañeros de profesión de distinto origen, trabajar en varias jurisdicciones, etc. De ahí que sean muy positivas iniciativas como el CEA -40 o la inclusión de jóvenes juristas en las listas de árbitros de algunas de las principales instituciones arbitrales.
Por otro lado, la popularización del arbitraje está impulsando el interés por formarse y especializarse en esta área del Derecho, lo que ayuda a ampliar el reducido abanico de profesionales cualificados disponible en la actualidad.