Jaime Gallego se dedica exclusivamente al arbitraje internacional, comercial y de inversión, desde 2004. Ha ejercido en Londres, París y Ginebra, y es miembro del equipo de arbitraje de LALIVE desde 2009. Es abogado español y solicitor en Inglaterra y Gales.
- A partir de enero es Counsel del despacho Lalive, ¿qué supone para usted este paso?
Es un paso muy importante, ya que ante todo es una muestra más de la apuesta de LALIVE por el mercado latinoamericano. En los últimos años, el equipo hispanoparlante ha crecido de forma significativa, por lo que nos encontramos en situación de manejar todo tipo de arbitrajes de la región.
- ¿Por qué su orientación profesional hacia el arbitraje internacional?
Empecé mi carrera en Londres en el área mercantil. Me especialicé muy rápido y al cabo de poco tiempo me encontré trabajando exclusivamente en la estructuración de fondos de inversión de private equity. Es un área interesante, pero me di cuenta que estaba buscando otros elementos. Sobre todo, buscaba la variedad en los asuntos, tanto fáctica como jurídica. Me fijé también en la evolución de los profesionales en las distintas especialidades para así entender con cuál de ellas me identificaba más. Vi que los profesionales del mundo del arbitraje internacional seguían apasionados por su especialidad incluso hasta el final de sus días y son gente receptiva a nuevas ideas y culturas. También me di cuenta que con el arbitraje internacional ganaba mucho en movilidad transfronteriza, algo por lo que tenía interés.
- ¿Cuáles son los retos de los abogados jóvenes que buscan guiar su trayectoria profesional hacia el arbitraje?
El primer reto es el dominio del inglés. Sin ello, las limitaciones son demasiado grandes. El segundo reto, dada la altísima competencia, es un buen máster especializado en el área. Sin esos dos requisitos será difícil entrar en un buen despacho, ¡incluso para realizar una pasantía!
Una vez dentro, te das cuenta que estás compitiendo a nivel mundial, por lo que la compatibilidad entre vida laboral y vida privada es algo complicada. A ello se añade que es muy importante cultivar contactos sólidos en varias jurisdicciones desde temprano.
- Como vicepresidente del Capítulo Suizo del Club Español del Arbitraje, CEA, ¿cuál es la filosofía de este grupo de trabajo y qué acogida tiene?
Es una forma fantástica de intercambiar ideas con compañeros hispanoparlantes a través del mundo y de conocernos mejor entre nosotros. Buscamos organizar seminarios en los que participen nuestros amigos hispanoparlantes, ya sea de forma presencial o a través de videoconferencias.
- ¿Qué buscan los abogados en las actividades desarrolladas desde el CEA y cómo ha evolucionado su trabajo en los últimos años?
El CEA tiene un enorme éxito por su dinamismo y por haber sabido aprovechar los avances tecnológicos en cuanto a la calidad de las videoconferencias. Se permite siempre la conexión mediante videoconferencia y con ello podemos participar prácticamente con la sensación de estar en la sala en la que se celebra. No tengo duda de que su éxito continuará y de que habrá una todavía mayor participación a futuro a través del mundo.
- Por otro lado, ¿cuáles son las debilidades que enfrenta actualmente el arbitraje en España?
Aunque tengo algo de experiencia con el mercado en España, y hace muchos años que lo observo, mi perspectiva es algo limitada. Desde el exterior, me parece que hay dos problemas fundamentales.
- Primero, a pesar de haber mucho talento en España, hay muy pocos abogados de primer nivel españoles capaces de desenvolverse plenamente en la esfera angloparlante, donde existe la grandísima parte de las controversias. Eso se irá remediando con el relevo de las generaciones más jóvenes, que sí tienen mayores habilidades lingüísticas, pero llevará tiempo. La realidad por el momento, sin embargo, es que, fuera de los arbitrajes en español, se están viendo relativamente pocos árbitros españoles.
- Segundo, existe un mosaico de reglamentos institucionales. Debería primar la voluntad de ofrecer un servicio institucional de excelencia, con un reglamento, simple, claro y único a nivel estatal. En Suiza, que tiene una tradición altamente disyuntiva en muchas áreas jurídicas, se unificaron todos los reglamentos de las distintas cámaras de comercio en 2004 y desde entonces se ofrece con bastante éxito un solo texto, administrándose el arbitraje desde el punto nacional más acorde con el acuerdo de las partes.
- Tercero, tengo entendido que existe relativamente poca cultura arbitral en España entre los usuarios, ello a diferencia de varios países latinoamericanos. El paso hacia el arbitraje internacional es más fácil para el usuario y el abogado si conocen el arbitraje nacional.
- ¿Y sus puntos fuertes?
Evidentemente la ventaja lingüística y cultural en América Latina.
Además, la jurisprudencia arbitral es muy buena en general, aunque me parece una lástima que la última instancia en caso de anulación sean los Tribunales Superiores de Justica de las Comunidades Autónomas y no el Tribunal Supremo.
- En el entorno internacional, ¿cuáles son los retos más acuciantes del arbitraje comercial?
En los arbitrajes de cuantía relativamente baja, el problema principal es evidentemente el coste, y ello se está remediando mediante los procedimientos acelerados o súper-acelerados que están ofreciendo las diversas instituciones.
En los arbitrajes de mayor cuantía, para que haya mayor satisfacción de los usuarios, debería existir mayores oportunidades de transacción. Se habla desde hace mucho de la mediación y la conciliación, pero en la realidad hay pocos usuarios que quieren invertir en ello. Me ha sorprendido que no haya evolucionado este servicio mucho más.
- América Latina es centro de numerosos conflictos relacionados con los sectores energético o de la minería, entrando en juego, en muchos de ellos, la protección al medio ambiente y a los Derechos Humanos… Varios gobiernos han manifestado su malestar hasta el punto de renunciar a los grandes foros internacionales, ¿cree que son necesarios cambios en el arbitraje de inversiones?
Existen quejas válidas y otras menos válidas en el terreno del arbitraje de inversión. Entre las quejas válidas está la falta de homogeneidad de las decisiones, un problema que tenemos que resolver muy pronto. Es posible que ello evolucione hacia una o varias cortes permanentes como se está proponiendo en Europa.
La tendencia es también hacia la consideración de factores como la protección del medio ambiente y los derechos humanos para llegar a las decisiones materia de controversia de inversión. Los tratados bilaterales de inversiones tratan las obligaciones de los Estados, pero hacen escasa referencia a las obligaciones de los inversores, y este es un área donde los Estados deben enfocarse cuando negocien los tratados en un futuro. En la misma línea puede ser frustrante también para los Estados tener escasas posibilidades de reconvenir. Ello daría una percepción de mayor equilibrio al foro.
- ¿Son la búsqueda de transparencia y celeridad en el arbitraje internacional claves para la buena salud del sector?
La respuesta depende de si estamos tratando del arbitraje comercial o el de inversión. Las respuestas son diametralmente opuestas.
En cuanto a la transparencia, ello no es un es un factor clave en el arbitraje comercial. Seguirá siendo importante que los usuarios comerciales puedan gozar plenamente de un procedimiento confidencial si eso es lo que desean. En cambio, en el arbitraje de inversiones, existe un insistente reclamo de que sea un proceso mucho más transparente. No me opongo a ello ni mucho menos, aunque ello añadirá un grado adicional de formalismo al procedimiento.
En cambio, en cuanto a la celeridad, es antiguo el reclamo de que los arbitrajes comerciales deben tardar menos tiempo. Se han tomado y se siguen tomando medidas para corregir este problema sobre todo a nivel institucional como se ha visto con los cambios recientes al Reglamento de la CCI y al Reglamento de las Cámaras de Comercio Suizas. Pero también es importante que se nombren los árbitros adecuados para el arbitraje.
Hace unos años tuve un arbitraje relativamente pequeño, por unos €2 millones en el que nombramos a un árbitro reconocido, aunque joven. La contraparte nombró a un árbitro con mucha experiencia, de los mejores del mundo, y la CCI, a su vez, nombró a un árbitro también de los más reconocidos como presidente. Solicitamos un calendario procesal ligero y relativamente acelerado mientras que la contraparte pidió las clásicas dos rondas de escritos pre-audiencia. El tribunal acordó dos rondas de escritos, lo cual no fue mayor inconveniente, si no fuese porque antes de la audiencia pidió una ayuda memoria a modo de resumen de los escritos y también dos rondas de escritos simultáneos post audiencia. Hoy sonrío cuando pienso en aquello, aunque en ese momento fue muy difícil explicárselo al cliente.
En los arbitrajes de inversión la celeridad es un factor menos importante. En litigios altamente complejos contra un Estado en el que a menudo se ha visto involucrado múltiples autoridades gubernamentales, es normal que el Estado requiera tiempo para poder organizar su defensa. A su vez los árbitros se ven sometidos a una tremenda presión dadas las repercusiones políticas que puede tener un laudo y por ello requieren de más tiempo para afinar sus decisiones. Habiendo dicho esto, los dos últimos laudos de inversión que he recibido tardaron 3 y 2 años desde el último alegato, lo cual parece excesivo por muy compleja que sea la decisión.
- ¿Qué opinión le merece la creación de un centro internacional, con pretensiones de convertirse en referente del arbitraje en la región iberoamericana, como el Centro Iberoamericano de Arbitraje, CIAR?
Hay mucho apetito para una institución arbitral en América Latina, por lo que, si es capaz de competir con las otras instituciones de primera línea, me parece una buena idea. Dada la intensa competencia, se requiere un buen reglamento y además un personal capaz de administrar arbitrajes de forma eficiente.