Antolín Fernández Antuña, abogado y árbitro español con experiencia en más de 50 arbitrajes comerciales y de inversión, anuncia su dedicación en exclusiva como árbitro a partir de 2024, cinco años después de salirse del sector público y de fundar su firma Antuña & Partners. En esta entrevista comparte su experiencia y perspectivas, basadas en su dilatada y polifacética carrera.
- ¿Qué le ha motivado a ejercer en exclusiva como árbitro?
Los últimos cinco años, desde que empecé a recibir mis primeros nombramientos como árbitro en disputas comerciales y de inversión, he compaginado ambos roles, el de abogado y el de árbitro. Y ahora siento que ha llegado el momento de elegir y decantarme por uno de los dos caminos.
Primero, porque es la faceta con la que personalmente y en este momento me encuentro más realizado. Poder decidir e impartir justicia resolviendo disputas que las partes y las instituciones te han confiado supone, además de un honor, un trabajo muy gratificante intelectualmente. La interacción con los otros miembros del tribunal y resolver cuestiones jurídicamente complejas resulta un reto y una labor altamente estimulante.
Segundo, porque puedo aportar un track-record de experiencia, un bagaje, tanto en arbitraje comercial y de inversiones como en otras disciplinas, como la financiera y tributaria.
el arbitraje necesita más árbitros independientes y especializados, dedicados en exclusiva a la resolución de disputas
Y tercero, porque el arbitraje necesita más árbitros independientes y especializados, dedicados en exclusiva a la resolución de disputas, con la disponibilidad suficiente que requiere el desempeño óptimo de la labor y libres de todo conflicto de interés. Ello contribuye a la máxima confianza en el sistema y resulta positivo para todos los participantes en el arbitraje y su desarrollo.
Por consiguiente, entiendo que mi decisión cumple todos los requisitos de realización personal, competencia profesional y demanda en el sector.
- ¿Cómo resumiría su trayectoria profesional?
En efecto, cuando llegué al arbitraje ya contaba con una dilatada experiencia práctica en diversas disciplinas cuyas enseñanzas pude aplicar de inmediato a los arbitrajes. En este sentido, mi carrera, de más de 20 años, ha pasado por tres etapas. Una primera etapa en el Ministerio de Hacienda (Agencia Tributaria), en el que desempeñé diversos cargos, tanto de dirección pública, como de inspección tributaria de empresas. Una segunda, en el Ministerio de Justicia (Abogacía del Estado), en la que tuve el honor de que me encargaran defender a mi país como abogado en multitud de arbitrajes internacionales. Y la tercera, tras salirme del sector público, en la que, durante los últimos cinco años, desde mi práctica privada, me he dedicado al arbitraje comercial y de inversión.
- ¿Qué le aportó su paso por la Administración Tributaria del Estado?
Pues, además obviamente de la experiencia práctica en materia de Derecho financiero y tributario y su aplicación como inspector de Hacienda especializado en fiscalidad internacional, diría que me aportó dos elementos. Por una parte, especialmente al asumir puestos de alta dirección dentro de la administración gubernamental, el aprender a gestionar personal y equipos, a participar en la toma de decisiones y su gestión pública, con las idiosincrasias que ello conlleva. Y, por otra parte, en los puestos en que tuve que inspeccionar tributariamente a empresas tanto nacionales como multinacionales, de sectores muy diversos, incluyendo la ingeniería, la construcción, las infraestructuras, etc., obtuve una visión muy variada a la par que detallada y profunda de cómo operan las empresas.
- Posteriormente se encargó de la defensa en los arbitrajes de inversión españoles de las energías renovables…
Efectivamente, ese constituyó precisamente mi inicio en el arbitraje, la defensa de mi país en los notorios arbitrajes de las energías renovables (solar, eólica e hidráulica) motivados por los cambios regulatorios, administrados por el CIADI, la Corte Permanente de Arbitraje y la SCC. Y también en arbitrajes menos conocidos en otros sectores como la minería, con notable éxito. Fue una época de un gran trabajo de equipo de los funcionarios que allí nos encontrábamos, un trabajo muy intenso. Diseñar la estrategia e implementar la defensa tanto en jurisdicción, como en responsabilidad y daños, de una forma coordinada y eficaz, supuso un reto desafiante durante esos años. Para que se haga una idea, defendiendo al Reino de España llegué a realizar 32 audiencias, más de 40 alegatos de apertura y cierre y más de 40 cross-examinations a testigos y expertos.
- Repasando su biografía, se aprecia una formación como abogado y economista, máster en administración pública, inspector de Hacienda, especialidad en fiscalidad internacional…
Así es, la formación continua ha sido siempre una constante en mi carrera y encuentro que, precisamente, ello es lo que me ha facilitado tener el privilegio de acceder a los puestos de responsabilidad que he desempeñado. Encuentro que hay que estar constantemente aprendiendo de todo y de todos para alcanzar la excelencia en el trabajo, que es a lo que hay que aspirar. Por ponerle un ejemplo, lo primero que hice tras abrir mi práctica privada fue seguir formándome y superar las pruebas para obtener la cualificación de Fellow por el Chartered Institute of Arbitrators en Londres. Y, por supuesto, trato de aprender lo máximo posible en todos y cada uno de los proyectos profesionales que abordo.