Real Hearing. Tan real como en el tribunal


La abogada chilena Alejandra Aguad (Del Río Izquierdo Abogados, Santiago, Chile) nos habla de su trayectoria profesional y de sus inicios en el arbitraje. Alejandra destaca la gran madurez, calidad y desarrollo del arbitraje en Chile, apoyados en la solidez técnica de sus intervinientes y en el apoyo de los tribunales ordinarios defensores de los principios de arbitraje internacional y del principio de intervención mínima, lo que, sumado a la Ley de arbitraje comercial chilena (Ley Modelo CNUDMI) convierten a Chile en una sede muy atractiva.

  • ¿Cuáles fueron sus primeros pasos en el arbitraje?

Mis primeros pasos en el mundo del arbitraje los di como litigante. Ya en calidad de jueza árbitro, mi primera experiencia lo fue como árbitro de la Fundación Pro Bono en casos de arbitraje forzoso. En el año 2016 me incorporé al cuerpo de árbitros del Centro de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio de Santiago y en el año 2017 al cuerpo de arbitraje del Centro Nacional de Arbitrajes, los dos centros de arbitrajes institucionales más importantes del país

La verdad es que el ejercicio de la jurisdicción siempre me atrajo profesionalmente, desde que estudié en la Universidad. Incluso impartí clases para jueces y ministros de Corte en la Academia Judicial, pero la carrera judicial nunca me sedujo. Siempre he considerado que el arbitraje es una solución más a la medida de las partes litigantes y que exhibe mayores niveles de eficiencia, transparencia y confiabilidad.

  • ¿Cuál es su opinión sobre la situación del arbitraje en Chile?

El arbitraje en Chile tiene aspectos muy positivos y otros que naturalmente deben mejorar. Principalmente destaco la madurez y desarrollo del arbitraje institucional y la calidad de la litigación en Chile. El desarrollo paulatino, pero constante, del arbitraje en nuestro país ha traído como consecuencia que los intervinientes en el proceso arbitral sean técnicamente muy sólidos. Los y las árbitros de nuestro país, en su mayoría, son profesionales altamente cualificados, con una formación académica muy rigurosa y una experiencia especializada que, sin duda, ha llevado al arbitraje chileno a tener discusiones y laudos de muy alto nivel, lo cual ciertamente es reconocido en el extranjero.

Los profesionales del arbitraje chilenos han llevado a laudos de muy alto nivel, reconocidos en el extranjero

Ahora, en cuanto a los aspectos por mejorar, diría que estamos atrasados en materia de igualdad de género. En Chile, si bien ha habido un progreso importante en los últimos cico años, el número de árbitros mujeres sigue siendo bajo. Para mejorar estas cifras no solo es importante la inclusión de más mujeres en listas institucionales de árbitros, sino también que éstas sean efectivamente designadas en los procesos arbitrales, ya sea de común acuerdo por las partes o, bien, por la institución encargada de la designación. Desde las universidades y distintos centros arbitrales hemos estado trabajando en esta materia a través de diversos programas que buscan promover la participación y formación de mujeres en el arbitraje, aunque lógicamente es un trabajo que toma tiempo.

  • ¿Cuáles son los mayores cambios que ha experimentado el sector en los últimos años?

Me parece que los principales cambios del sector tienen que ver con la utilización de tecnologías en el arbitraje. Desde hace aproximadamente cinco años, y fuertemente acelerado por la pandemia, se incorporaron diversas herramientas tecnológicas que han hecho del arbitraje un método de resolución de conflictos mucho más atractivo y eficiente. Me refiero a la tramitación con expedientes digitales y la realización de audiencias por videoconferencia.

La tramitación digital ha facilitado el trabajo de todos los intervinientes y, además, ha incorporado un elemento importante en la sustentabilidad del arbitraje, reduciendo de manera considerable la utilización de papel impreso. Por su parte, la realización de audiencias por videoconferencia ha permitido reducir de manera importante los costos, principalmente tratándose de arbitrajes internacionales, evitando desplazamientos innecesarios. Asimismo, debido a la geografía de nuestro país, las audiencias virtuales han permitido y promovido la aparición de nuevos actores, principalmente litigantes de otras ciudades distintas de la capital, lo cual, sin duda, es un enorme aporte a la diversidad en el arbitraje. Con todo, es importante tener presente que la posibilidad de realizar audiencias virtuales es factible solo en aquellos casos en que no se vean afectados los derechos de las partes.

Con una visión más de futuro, creo que la calidad de las audiencias virtuales seguirá potenciándose. Ya podemos ver como el metaverso ha ido sumando en esta materia, sobre todo en la rendición de la prueba. Yo, personalmente, sigo muy de cerca estos avances pues me parece que son un gran aporte al arbitraje.

  • Según su opinión, ¿cuáles son los momentos más duros de un proceso arbitral?

Aquí creo que va a depender de la perspectiva con que se mire. Desde la mirada de un(a) juez árbitro(a), me parece que el momento más duro es precisamente la etapa de dictación del laudo. Aquí se debe volver a estudiar con mucha detención todo el arbitraje y, particularmente, la prueba rendida. La confección de un laudo arbitral supone un trabajo sumamente delicado y complejo por cuanto se debe analizar, desde una perspectiva fáctica y jurídica, todas las actuaciones del proceso y, naturalmente, las implicancias que ellas tienen a la hora de tomar una decisión. Generalmente, para mí, un laudo arbitral es el producto final de un largo proceso de análisis y maduración de ideas que se van forjando durante su desarrollo, y que más de un desvelo me han ocasionado.

Desde la mirada de las partes litigantes, creo que es la etapa de prueba y de observaciones a la prueba o memorial de conclusión la más compleja, pues en ella deben afincar los hechos en que basan sus pretensiones y entregarle al tribunal las herramientas que permitan apoyar su teoría del caso, lo que supone una gran carga de trabajo y un atractivo desafío intelectual.

  • En el desarrollo de su carrera profesional, ¿algún momento difícil que destacar?

Siempre ha sido desafiante romper los paradigmas de una profesión que tradicionalmente fue -y sigue siendo en parte- liderada por hombres. De hecho, en los tres estudios jurídicos en los que he trabajado y llegado a ser socia, he sido la única mujer entre mis pares. Por lo que un desafío constante en mi carrera profesional, que me ha exigido disciplina y perseverancia, ha sido visibilizarme para aportar con mis conocimientos, habilidades y experiencias al quehacer académico y profesional.

  • Se busca desde diferentes frentes promover una corte de arbitraje internacional que represente a Iberoamérica, ¿cómo valora estas expectativas? ¿Qué ciudades de la región cree que podrían destacar?

Valoro esas expectativas de forma muy positiva y entusiasta. Creo que en esta materia todo suma. En Chile si bien tenemos instituciones como el CAM Santiago, que está a la vanguardia en materias de arbitraje internacional, el mundo del arbitraje internacional es sumamente pequeño. De esta forma, la aparición de nuevos actores en el plano internacional sin duda va a fomentar el desarrollo del arbitraje internacional en Chile y eso es una ganancia para todos.

El arbitraje en Chile destaca por sus profesionales y por el respeto de los jueces chilenos

Creo que nuestro país puede destacar de sobremanera en la región. En parte por la calidad, preparación y experiencia de los intervinientes, como también por el respeto que tienen los tribunales ordinarios hacia el arbitraje. En general, nuestras Cortes Superiores, que deben cumplir labores de apoyo y control en esta materia, han sido defensoras de los principios de arbitraje internacional y, particularmente, del principio de intervención mínima, y contribuido a dar eficacia al arbitraje y seguridad a las partes, lo cual junto con la ley de arbitraje comercial chilena (Ley Modelo CNUDMI) convierten a Chile en una sede muy atractiva.

  • ¿Qué aporta a su carrera compaginar la vida académica con el ejercicio de la abogacía?

La vida académica me exige estar al día con las nuevas doctrinas y discusiones jurídicas en torno a cuestiones que me toca conocer en el ejercicio profesional. Me permite, además, reflexionar sobre ellas desde un punto vista teórico y práctico, y retroalimentar a mis alumnos con la experiencia de la abogacía y del arbitraje. Es un círculo virtuoso porque se producen sinergias que hay que aprovechar para el desarrollo del conocimiento jurídico. Además, creo que la investigación científica me ha entregado herramientas que son fundamentales en la labor jurisdiccional como, por ejemplo, la rigurosidad y coherencia argumentativa en el razonamiento del conflicto.

la investigación científica me ha entregado herramientas que son fundamentales en la labor jurisdiccional como, por ejemplo, la rigurosidad y coherencia argumentativa en el razonamiento del conflicto

  • De su experiencia en las aulas, ¿qué diferencias intuye en las nuevas generaciones de futuros abogados chilenos?

Un rasgo distintivo de las nuevas generaciones de futuros abogados chilenos -aunque parece ser transversal cualquiera sea la carrera o profesión por la que opten- es que reclaman otras prioridades en su desarrollo profesional que les permita compatibilizar el trabajo con un mayor estándar de calidad de vida. Por lo mismo, son más individualistas y tienen menos apego a un trabajo determinado.

Sin embargo, estas nuevas generaciones tienen también la característica de ser más intuitivos y desafiantes de lo conocido o establecido. Tienden a cuestionar los dogmas y esa visión crítica permite reflexiones y soluciones que pueden ser más enriquecedoras en el quehacer profesional. Además, son más resilientes, lo que les permite adaptarse mejor a los cambios y a nuevas formas de ejercer la profesión y de explotar los servicios legales. De otro lado, atendida la fuerte competencia en el rubro, se están preocupando de continuar estudiando y especializándose, lo que permite una continua mejora en la calidad de los servicios legales.

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