Real Hearing. Tan real como en el tribunal


Luis Bravo Abolafia es asociado en la División legal de Reino Unido de Quintas Energy. Ha realizado prácticas profesionales en el departamento de Derecho Mercantil de Garrigues y en el departamento de Litigación y Arbitraje de Cuatrecasas.

Licenciado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Pablo de Olavide, actualmente cursa el máster “International business law, contracting and international relations” del Instituto Superior de Derecho y Economía, ISDE.

Bravo Abolafia, junto a Antonio Alexandre Marín Marín, ambos ex alumnos de la Universidad Pablo de Olavide, fueron premiados al mejor laudo correspondiente a la VIII Competición Internacional de Arbitraje y Derecho Mercantil Internacional MootMadrid 2016 (próximamente en CIAR Global entrevista a Alexandre Marín Marín).

  • ¿Cuál fue tu primer acercamiento al arbitraje?

El primer contacto relevante fue durante un curso que realicé en la Universidad Nicolás Copérnico de Torun (Polonia) que fue impartido por la profesora y entrenadora del equipo universitario en el Willem C. Vis Moot, Zuzanna Pepłowska-Dąbrowska. El curso estaba enfocado al estudio de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Contratos de Compraventa Internacional de Mercaderías de 1980 y el arbitraje internacional, materias que se abordaban, casi exclusivamente, a través del análisis y discusión del caso del Willem C. Vis Moot de ese año (2013). La experiencia fue enormemente estimulante para mí, por lo novedoso de la metodología y por el atractivo de una materia que hasta entonces desconocía por completo.

Unos meses después, al volver a España, la universidad donde cursé mis estudios de licenciatura (Universidad Pablo de Olavide) participó por primera vez en el MOOT Madrid organizado por la Universidad Carlos III y UNCITRAL, y tuve la gran suerte de que la entrenadora del equipo, Beatriz Martínez González, me seleccionó para participar en la competición. Este segundo acercamiento al arbitraje fue determinante en mi formación, y lo recuerdo como la experiencia más gratificante y positiva que he tenido la suerte de disfrutar.

Como adelantaba en la pregunta anterior, mi experiencia como participante ha sido uno de los procesos de aprendizaje más importantes de mi (corta) carrera, y ello debido a un amplio número de motivos:

  1. la utilidad indudable de emplear el método del caso como método de enseñanza,
  2. el enorme atractivo que tiene la materia en sí (Derecho uniforme y arbitraje comercial internacional),
  3. la metodología socrática y de autoaprendizaje empleada por la entrenadora del equipo,
  4. la suerte que tuve de participar junto a un equipo excepcional tanto en lo humano como en lo técnico, gracias al cual la Universidad obtuvo el primer premio al mejor escrito de contestación y un segundo premio en la categoría del escrito de demanda.

A lo anterior podría añadir un sinfín de razones.

La principal evidencia de lo gratificante que es este evento es que en los años posteriores he procurado continuar asistiendo al MOOT Madrid, ya fuera como entrenador ayudante o como árbitro; y, en la medida de lo posible, intentaré continuar asistiendo en el futuro.

  • Como premiado a Mejor Laudo, explícanos las claves de vuestro trabajo.

En relación a las cuestiones más técnicas, los casos que se discuten en los “moots” suelen partir de una disputa real de bastante complejidad que ha sido dilucidada en sede arbitral o judicial. Adicionalmente, los equipos redactores de este tipo de casos suelen introducir complicaciones añadidas para incrementar el interés de la controversia, de forma que el caso incorpora un elevado número de cuestiones procesales y sustantivas.

En este sentido, una cuestión que suele ser discutida de forma recurrente es la posible extensión del convenio arbitral a terceros no signatarios, para lo cual es necesario determinar de forma previa la ley aplicable a la validez, interpretación y alcance del convenio arbitral. La determinación de esta ley es bastante controvertida en doctrina y jurisprudencia cuando la ley del fondo no coincide con la ley de la sede del arbitraje, motivo por el cual ha sido particularmente interesante y provechoso tratar de determinar la ley que debía ser aplicada al convenio arbitral, a la vista de las circunstancias particulares del caso.

Desde un punto de vista más general, creo que las dos cuestiones fundamentales a la hora de estudiar controversias que incorporan tantas cuestiones de tipo procesal y material -dicho sea con la humildad y prudencia de un abogado que se ha incorporado al mercado laboral hace muy poco tiempo- son, por un lado, tratar de realizar un análisis global del caso, con el propósito de mantener una absoluta coherencia en el íter argumental desde el primer aspecto procesal hasta el último de tipo sustantivo; y, de otro lado, la importancia de disociar ideas de cara a entender y estructurar adecuadamente todos los elementos necesarios para la resolución del caso.

  • ¿Por qué los estudiantes de Derecho deberían plantearse participar en este tipo de iniciativas?

Aunque suponga volver sobre algo que ya he comentado, la experiencia es única desde todos los puntos de vista: ya sea atendiendo al enorme paso que se da para la formación del futuro abogado o jurista, al salto que supone experimentar el cambio desde la vida puramente académica al inicio de la vida profesional, la gran satisfacción personal que se obtiene si se enfoca adecuadamente o los beneficios de formación no jurídica que se obtienen, a saber, método de análisis, capacidad de síntesis, oralidad y capacidad para disociar ideas, entre otras.

No obstante, unos beneficios tan excepcionales también implican unos ciertos requisitos para poder sacarle partido a la competición, que son, básicamente, disciplina, profesionalidad y mucho sacrificio.

  • ¿Cuál es tu experiencia profesional con el arbitraje?

Mis dos primeras experiencias laborales fueron realizando prácticas profesionales en los despachos Garrigues y Cuatrecasas, durante este tiempo pude participar en algunos asuntos relacionados con el arbitraje, aunque principalmente trabajé en contratación mercantil y litigación en sede judicial.

Actualmente trabajo en sector de infraestructuras/energético en el ámbito de proyectos en energías renovables localizados en Reino Unido, en la mayoría de los casos con contratistas internacionales, de forma que casi todos los contratos principales ligados a estos proyectos incorporan cláusulas arbitrales como el medio preferente de resolución de disputas.

  • Desde tu posición de joven abogado, ¿cuáles crees que pueden ser las expectativas profesionales de los jóvenes ante el arbitraje?

El arbitraje es un campo del Derecho muy especializado y que constituye un área todavía muy residual en la resolución de disputas en vía civil -obviamente no en el ámbito mercantil-, de forma que si bien no es sencillo acceder a este campo -comparativamente respecto a otras especializaciones-, es un área donde se concentran abogados con un nivel de formación muy elevado y en la que, por lo tanto, existe un amplio recorrido para el desarrollo y aprendizaje profesional, lo que sin duda debería suponer un gran atractivo para recién graduados que se están incorporando al mercado laboral.

  • Y en España, ¿cómo ves el desarrollo del mismo en los últimos años?

Sin tener un recorrido lo suficientemente extenso como abogado como para poder emitir una opinión con total seguridad, la impresión que extraigo tanto de algunas conferencias y eventos sobre arbitraje, como de comentar la cuestión con directivos de algunas empresas de tamaño medio, es que se está generando una mayor confianza en este sistema de resolución de conflictos.

No cabe duda de que España todavía está muy lejos del grado de implantación que tiene el arbitraje en países de mayor tradición en este sentido, de forma que sería lógico suponer que el peso del arbitraje doméstico o interno se irá incrementando de forma razonable en el medio plazo hasta el punto de llevarlo a ser el medio preferido, y por tanto también aumentará la demanda de profesionales que conozcan este medio de resolución de disputas.

A tal fin, sería muy deseable que se llevara a cabo una labor de difusión y de divulgación, así como una concentración de cortes de arbitraje, que evitaría la sensación de “localismo” y daría una mayor seguridad al usuario.

Tengo entendido que la nueva Junta Directiva del Club Español del Arbitraje ya ha manifestado en su primera reunión su deseo de trabajar en tal sentido, lo que será de agradecer.

Una cuestión que está empezando a generar cierta preocupación en algunos casos es relativa al incremento de los costes del arbitraje a raíz de la mayor presencia que la figura del discovery pueda tener en el arbitraje internacional en el futuro. Este medio de prueba consistente en la posibilidad de que la parte contraria pueda acceder a toda la documentación de una empresa no es muy común en la Europa continental, y puede ser atemperado en la propia cláusula arbitral con fórmulas más parecidas al disclosure anglosajón o la simple exhibición documental que usamos en España. Con ello evitaremos que pueda constituir una amenaza para el desarrollo de este mecanismo.

  • ¿Cómo valoras la creación del Centro Iberoamericano de Arbitraje, CIAR?

La iniciativa de creación del CIAR tras la Declaración de la Cumbre Iberoamericana de Veracruz de 2014, tiene evidentemente un enorme interés en la medida que facilitará la promoción del arbitraje dentro de un marco supranacional y que, por tanto, debería generar sinergias que faciliten el desarrollo del arbitraje en español. Además, la creación de una institución de arbitraje supranacional iberoamericano puede suponer un impulso adicional muy relevante del arbitraje interno en España.

  • ¿Cuál podría ser el papel de los jóvenes abogados ante un impulso y fortalecimiento de la figura del árbitro y del arbitraje en el entorno iberoamericano?

En caso de confirmarse un claro crecimiento y consolidación del arbitraje, la consecuencia más inmediata sería el incremento de la demanda por el mercado de un gran número de profesionales formados en esta materia, ello generaría muchas oportunidades para los abogados jóvenes que estén en situación de incorporarse en este sector (o de crecer dentro de él) y, en definitiva, implicaría que éstos van a tener un papel principal en la determinación de la evolución de este método de resolución de disputas, así como para evitar las amenazas que puedan pervertirlo.

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