Jordan Chiles ha presentado dos informes adicionales ante el Tribunal Supremo de Suiza en su esfuerzo por recuperar la medalla de bronce olímpica, después de que un tribunal del Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAD) decidiera retirársela en favor de las gimnasta rumana Ana Maria Bărbosu porque el límite de tiempo estipulado, para la solicitud sobre la calificación del nivel de dificultad de su ejercicio, fue sobrepasado en cuatro segundos. La defensa de Chiles sigue cuestionando la designación de Gharavi y afirma que nunca debió intervenir en este caso.
Jordan Chiles pretende anular el laudo del TAD que le quitaba su medalla de bronce. En uno de los informes (fuente Gibson, Dunn & Crutcher LLP), defiende la incorrecta composición del tribunal y por qué Gharavi no debía haber intervenido en este caso.
La defensa de Chiles clama contra la afirmación del TAD de restar importancia a la relación existente entre Gharavi y el Estado rumano alegando que la representación de Rumanía sólo constituye una parte insignificante de sus asuntos. Expone que Gharavi tuvo la oportunidad de presentar información de sus actividades y no lo hizo. Asimismo cuestionan las insinuaciones sobre la riqueza del árbitro afirmando que es irrelevante para el caso.
La defensa de Chiles denuncia que es “revelador que los demandados aparentemente dispongan de información no accesible al público sobre las actividades, ingresos y patrimonio de Gharavi, cuando son precisamente ellos quienes quieren afirmar la total independencia de Gharavi.”
Criterios para evaluar la imparcialidad e independencia de los árbitros
Chiles pretenden demostrar que el intento de relativizar la situación del árbitro por parte de las demandadas y del TAS no cambia el “flagrante conflicto de interés” de Gharavi en el arbitraje, que “no se desestimaría en modo alguno, aunque fuera cierto, (lo que se discute) que el propio Gharavi es adinerado”. Y afirman que “cualquier otra conclusión llevaría a cambios absurdos en los criterios generalmente aceptados para evaluar la imparcialidad e independencia de un árbitro.”
Citan la relación existente durante ocho años entre Gharavi y Rumanía, haciendo hincapié en los tres arbitrajes abiertos en CIADI durante agosto de 2024; y cómo el propio árbitro asumió su representación de Rumanía cómo un hecho que podría arrojar dudas sobre su independencia e imparcialidad en la declaración de aceptación e independencia, que no fue comunicada a Chiles.
Cuestionan, entre otros, el laudo CIADI en el que Gharavi, que formó parte del tribunal como coárbitro designado por los demandantes (Awdi v. Romania), decidió en contra de Rumanía, en 2015, con una condena de 10 millones € en una reclamación de 440 millones.