El International Energy Charter informó de la aprobación de los nuevos textos modernizados del Tratado de la Carta de la Energía (TCE) el 3 de diciembre de 2024. El texto introduce revisiones en las disposiciones sobre inversión en energía, tránsito, sostenibilidad, definición de «actividad económica en el sector de la energía» y solución de diferencias entre inversores y Estados (ISDS). Según el comunicado de “International Energy Charter”: “Estas revisiones reconocen los retos actuales del sector energético y de la política internacional de inversiones, haciendo hincapié en la necesidad de modernizar las disposiciones en aras de la protección del medio ambiente y la seguridad energética.”
Las modificaciones del TCE, se aplican de forma provisional a partir del 3 de septiembre de 2025. No obstante, las Partes Contratantes podrán optar por no aplicarlas provisionalmente presentando al Depositario una declaración a tal efecto antes del 3 de marzo de 2025.
Los nuevos textos adoptados pueden consultarse en el sitio corporativo del Energy Charter.
¿Más de lo mismo?
Las críticas al documento no se han dejado esperar, y desde Climate Action Network Europe (CAN Europe) explican que el nuevo TCE: “Sigue socavando las políticas climáticas europeas y mundiales. Sigue permitiendo a las empresas europeas demandar a gobiernos no pertenecientes a la UE por sus esfuerzos para frenar el desarrollo de los combustibles fósiles, al tiempo que amplía las protecciones a las inversiones en técnicas controvertidas que corren el riesgo de encerrarse aún más en los combustibles fósiles en lugar de acelerar la transición a las energías renovables, como la captura y almacenamiento de carbono fósil (CAC) y el hidrógeno fósil.”
Asimismo, explican que: “Sigue permitiendo a las empresas europeas demandar a gobiernos de terceros países por sus esfuerzos para frenar el desarrollo de los combustibles fósiles, al tiempo que amplía las protecciones a las inversiones en técnicas controvertidas que corren el riesgo de encerrarse aún más en los combustibles fósiles en lugar de acelerar la transición a las energías renovables, como la captura y almacenamiento de carbono fósil (CAC) y el hidrógeno fósil.”
La UE y once países, entre los que se encuentran España y Portugal, han abandonado el TCE argumentando que entra en conflicto con los objetivos de la Unión en materia de clima y transición energética y cargando especialmente contra el arbitraje de inversiones contemplado como incompatible con la legislación de la UE.