Real Hearing. Tan real como en el tribunal


El largo conflicto que mantiene la compañía de explosivos Maxam con Uzbekistán sobre una joint venture del sector químico ha sido llevado a arbitraje en Londres. Maxam tiene su sede en Madrid pero es propiedad, desde 2020, del fondo estadounidense Rhône Capital.

Maxam, especializada en materiales energéticos y en el desarrollo de explosivos para la minería y la obra civil, estaría denunciando los incumplimientos de contrato del gobierno uzbeko en relación con su participación en la empresa Maxam-Chirchiq, junto a la compañía estatal Uzkimyosanoat, que gestiona los activos de Uzbekistán.

Según prensa uzbeka, Maxam estaría reclamando daños y perjuicios por los continuos incumplimientos de contrato (ver “Uzbekistan woos investors as dispute with Western firm goes to arbitration“, Joanna Lillis, Eurasianet, 28.03.2023). La compañía española ha confiado en llegar a un acuerdo pero finalmente la incapacidad de negociación les ha llevado a la presentación de un arbitraje internacional.

Maxam-Chirchiq

En 2007 la empresa Maxam adquirió una participación del 49% en la planta de fertilizantes nitrogenados de Chirchiq y se formó la Joint Stock Company Maxam-Chirchiq” propiedad conjunta de la estatal Uzkimyosanoat y Maxam.

Maxam

La compañía Maxam, con sede en Madrid, es propiedad del fondo estadounidense Rhône Capital quien posee más del 70% de la participación desde 2020 (ver “Rhône Capital controla ya el 71,17 por ciento de Maxam“, José Mª Navarro García, Defensa.com, 25.01.2021).

El origen de la empresa se remonta a 1872, cuando el sueco Alfred Nobel fundó la Sociedad Española de Dinamita que se convirtió en una filial de la Unión Española de Explosivos (UEE), que absorbió sus activos y negocios en 1948. En 2006 la UEE pasaría a convertirse en Maxam.

En abril de 2022, Maxam saltó a los medios por las críticas contra ella emitidas por el presidente ucraniano Volodimir Zelensi, en su comparecencia ante el Parlamento español, que afeó que la compañía siguiera en territorio ruso. Enseguida la compañía explicaba que permanecía en Rusia por la confiscación que sufría por parte de Moscú y el sometimiento a la obligación de mantener abiertas sus fábricas (“Maxam denuncia sanciones de Putin para mantener sus fábricas operativas en Rusia“, Sara Cordero, elplural, 07.04.2022).

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