Real Hearing. Tan real como en el tribunal


Entrar en la nueva oficina que estrena la firma Bullard Falla Ezcurra+ en Madrid es igual a conversar con Alfredo Bullard y que éste abra las puertas de su despacho para una entrevista con CIAR Global ha significado un verdadero placer, y la eterna disculpa del café para atender a un diálogo inteligente y persuasivo sobre su vida profesional y la situación del arbitraje en español en el mundo. Alfredo es un gran anfitrión y, a pesar de que su primera vocación no era la de abogado, ha incluido en la receta todos los ingredientes para estar en la cima de la profesión. Aprendemos con él, como lo hacen los muchos estudiantes que se preparan con su firma hacia las competiciones MOOT, y nos quedamos con las ganas de verle representar otros papeles sobre un escenario.

¿Por qué el arbitraje de inversiones sigue siendo solo para unos pocos?
Arbitrar no es fácil. Se debe conocer el arbitraje, la práctica, el management del sistema… habilidades que se adquieren viendo a otros arbitrar y arbitrando uno mismo, y este proceso lleva sus años. A lo que hay que sumar el desarrollar la capacidad para entender varios asuntos. Y esto se aplica tanto para el arbitraje de inversiones como al comercial.

El arbitraje cubre casi todos los sectores no solo los legales, sino los técnicos. Uno tiene que saber de economía, ingeniería, informática, contabilidad, cálculo financiero… aprendes casi de todo. Implica mucha dedicación que lleva tiempo y genera uno de los problemas del arbitraje: que se critique a ese grupo cerrado, que efectivamente se ve y de cierta manera lo es. Para entrar hay barreras derivadas de la experiencia, se puede crear un círculo vicioso: se necesita experiencia para que te nominen, pero sin nominaciones no adquieres experiencia para entrar en el arbitraje.

Cada vez se abre más espacio para que entren más personas: género, orientación sexual, edad… Y aunque sí hay algunos prejuicios, creo que el mundo ha cambiado mucho y, por ejemplo, los movimientos jóvenes con el arbitraje estan presentes y muy activos (por ejemplo todos los grupos “Young Arbitrators…”). Ello no existía cuando yo empecé. Los MOOTs han generado una cultura de personas muy jóvenes con conocimiento y experiencia que pueden afrontar arbitrajes, quizá inicialmente en procedimientos tipo fast-track (que antes tampoco existían), pero que les permitirán adquirir experiencia para crecer y obtener más nominaciones.

Yo trabajo como árbitro, pero también lo hago como litigante y uno de los grandes problemas que tenemos es encontrar árbitros que coincidan con el perfil de tu caso. Hemos abierto la puerta a árbitros más jóvenes y las experiencias han sido muy buenas: entran con hambre de aprender e invierten mucho tiempo, estudios, investigación y dedicación, con lo que cubren la falta de experiencia.

Siento que el Derecho se presta a lo interdisciplinario a pesar de que los abogados se resisten.

¿Si te designaran para un arbitraje del mundo de la criptomoneda…?
Aprendería. Soy un abogado extraño. Empecé queriendo estudiar Literatura y Lingüística, después Historia y cambié a Antropología, pero al final terminé sentado en la Facultad de Derecho. Toda mi carrera se ha basado en combinar los “Derecho y ….”: Económicas, Psicología, Arte… Me encanta que me expliquen cómo se calcula económicamente el costo, en el caso de arbitrajes de construcción cuál es la ruta crítica o cuando son arbitrajes informáticos cómo funciona el software.

¿Cuánto de persuasión tiene el arbitraje?
Cuando uno entiende bien que el arbitraje es un juego de seres humanos tiene que entender también bien cómo actuamos esos seres humanos. Me concentré en mi Maestría con el Análisis Económico del Derecho y me apasionó porque descubrí que podía entender la conducta. Para mi trabajo inicial en Derecho de la Competencia era utilísimo. Pero también para arbitraje. Si entiendes la conducta que está detrás de un contrato entiendes por qué se regula de esa manera, lo que te da una enorme ventaja cuando tienes que resolver una controversia. Todas las controversias legales en el fondo comienzan como controversias comerciales o personales. La economía me ayudó muchísimo y coincide con lo que puede ser saber de psicología o neurociencia: te permite entender el caso, que en el fondo es saber por qué las personas hicieron lo que hicieron. Uno es más persuasivo cuanto más conoce como reacciona el ser humano.

El arte es otra herramienta importante. He trabajado con diferentes directores de teatro, comencé entrenando con ellos a estudiantes en los MOOT con excelentes resultados y terminé llevándolos a audiencias reales, preparando testigos y organizando alegatos. A través de ellos aprendes a corregir los errores que cometes como abogado en el momento de persuadir. Por ejemplo es muy importante estructurar bien el storytelling, se trata de contar bien una historia basada en hechos, y hacerlo como una novela histórica: un relato que atrapa pero basado en evidencia demostrable. Para entenderlo tienes que entender cómo funciona el cerebro, y las técnicas teatrales coinciden con lo que los neurocientíficos y psicólogos dicen que hay que hacer para persuadir.

He escrito y he actuado en obras de teatro para financiar los viajes de los estudiantes que participan en MOOTs como el de Madrid dirigidas por directores profesionales que, a la vez, nos ayudaban a preparar la competición.

Uno aprende del teatro que con la palabra se hace. Y es que, como los actores, tienes que identificar el verbo que tienes que ejecutar. Y cada acción es diferente. Usualmente el verbo del abogado es persuadir. Pero muchos abogados lo confunden con los verbos atacar o agredir. Para ejecutar la acción de persuadir la técnica en el arbitraje es usar el estilo conversacional, hay que generar una conversación con el tribunal.

Uno debe sentarse ante un tribunal como si se sentara a tomar un café con una persona que respeta mucho. Ese es el estilo conversacional. El abogado tiene que ser empático. Los buenos árbitros también suelen serlo.

El teatro te ayuda a entender los sesgos del tribunal y tienes que aprender, además, a identificarlos y contrarrestarlos.

¿De quién has aprendido?
He aprendido de los directores de teatro, leyendo mucho y de la práctica observando lo que hacen mis colegas. Participar en los MOOTs es una maravilla para la experiencia porque repites el mismo ejercicio varias veces y vas observando qué funciona, qué argumentos valen y cuales no, frente a árbitros reales.

Hemos creado un MOOT Internacional en Perú (el Moot de Competencia) que lo maneja nuestro despacho porque sabemos el valor que tiene para aprender, además de ser una herramienta para captar talento. Buena parte de la gente que trabaja con nosotros son ex-moots.

Hay abogados que no usan herramientas técnicas de persuasión pero lo compensan con un alto nivel de orden en sus presentaciones.

¿Cuál es la principal dificultad de ser presidente y no coárbitro?
Manejar egos y personalidades. Un presidente tiene que ser empático y receptivo a los problemas y a la forma de ser de sus colegas en el tribunal y de los abogados de las partes.

Las personas eligen el arbitraje porque quieren llevar el pleito en paz. Conseguir un pleito en paz es el trabajo del presidente, que haya un orden, unas reglas claras y un management de los conflictos que surgen; ya que los abogados se pelean más de lo que deberían, y la mayor parte de los incidentes no son relevantes para decidir el caso, son distractivos, por lo que el gran trabajo del árbitro es reducir los puntos de conflicto con señales claras. Ahí es donde la labor del Presidente de llevar el pleito en paz tiene relevancia. Ello hará además que se obtenga información mucho más limpia y clara. Y eso, a su vez, facilitará la decisión al laudar.

En mi vida he visto casi 300 casos, muchos son arbitrajes domésticos en Perú y donde suele arbitrarse diferente al arbitraje internacional

¿Qué hay de la figura de los coárbitros designados por las partes?
Hay que tener presente que un tribunal de arbitraje no es un tribunal judicial y el éxito del arbitraje se debe en parte a la capacidad de generar confianza. Las partes pactan y ello suele ser lo mejor. La regla de cada quien nombra a su árbitro y estos nombran al presidente es la más común que ha nacido de la interacción de partes que quieren resolver una controversia. Se ve en este mecanismo algo que da algún valor en relación a recurrir al Poder Judicial, donde puede haber tres jueces y ninguno ha sido nombrado por las partes.

Creo que el valor es que el arbitraje está en un camino intermedio entre conciliación y la decisión heterocompositiva de un tribunal judicial. Tiene mecanismos en los que cada cual introduce fórmulas para reflejar sus preferencias, pero hay que ser cuidadoso y no elegir al árbitro con “la camisa del cliente debajo del saco”. Es una mala estrategia que provoca que el presidente usualmente lo aparte o no le haga caso porque siente que no lo ayuda.

Una elección de un buen coárbitro es cuando se ha estudiado a esa persona y sé conoce su forma de pensar, su aproximación al problema y sus conocimientos. Se le elige porque va a entender mi caso y lo va a poder explicar bien dentro del tribunal. Eso no significa necesariamente que lo va a defender.

Cuando me designan coárbitro…
Trato de entender el caso preguntándome por qué me han designado. En la inmensa mayoría de los procedimientos los laudos se dictan por unanimidad. Ello es consecuencia de que el sistema funciona, el presidente concilia posiciones cuando tiene dos profesionales que conocen de los temas a tratar, y las partes hacen bien su trabajo eligiendo a alguien con capacidad de entender el caso y de trabajar para que haya un buen laudo.

Lo importante es estar tranquilo para trabajar. El proceso de laudar comienza desde el principio del procedimiento.

¿Qué hay de la larga duración de los arbitrajes?
Los arbitrajes van a durar cada vez menos. Los centros de arbitraje están comprometidos con ello, había que hacer algo y medidas como las que ha tomado la CCI responden a algo obvio, las personas deben recibir sus honorarios según su productividad. Si usas mucho tiempo para algo que otros hacen en menos significa que hay improductividad y reducir el honorario es lógico y crea incentivos para mejorar la productividad. También la Cámara de Comercio de Lima tiene ya reglas sobre reducción de honorarios cuando los tiempos no se cumplen. Es lo lógico. Las Secretarías de CIADI o de la PCA recuerdan el avance y la necesidad de tener el laudo en un menor tiempo posible.

Tengo la impresión de que el problema de los arbitrajes de inversión, que no son más complejos que el arbitraje comercial puesto que casi todos están cortados con la misma tijera y son muy parecidos, es que se demoran más porque al estar involucrados Estados hay una deferencia de los Tribunales de inversión hacia estos. Cada incidente que se plantea retrasa el asunto.

Y, particularmente, ciertos Estados tienen mucha carga y menos recursos para manejarla, lo que establece cierta comprensión de los Tribunales hacia lo que tiene que afrontar. Es parte del problema, es un juego distinto, hay cierta diplomacia en un tribunal de inversiones que es distinta a la que se tiene en un tribunal comercial.

¿Por qué Madrid y por qué ahora?
Nuestro Estudio nació con vocación internacional. Es más fácil internacionalizarse como árbitro, allí tienes casos con partes de todo el mundo, pero internacionalizar una oficina de abogados litigantes en arbitraje es otro asunto. Que te contraten para ver casos que no guardan relación con tu país de origen implica un posicionamiento distinto. Ya habíamos conseguido tener casos internacionales como litigantes en los que ninguna de las partes era peruana. Ello incluye asesorar y litigar con leyes de diversos países, pero siempre lo habíamos hecho desde Perú.

Estuvimos a punto de abrir una oficina en Washington, pero el parón de la pandemia sirvió de espacio de reflexión. Entonces estuve involucrado en la Comisión Internacional del CIAM y tomamos más conciencia de los esfuerzos de España en el arbitraje, así como a la abogacía del arbitraje referente para arbitrajes en español. A ello se sumó el meritorio trabajo del Club Español del Arbitraje que apunta en el mismo sentido.

Los arbitrajes en español cada vez son más y se están administrando en centros de arbitraje locales y cámaras de comercio. El arbitraje en español va a seguir creciendo y Madrid se está volviendo lo que era Miami en los 80 y 90 con un gran movimiento de gente y de capitales, lo que crea una red que necesariamente va a crear oportunidades.

España tiene una buena Ley, una comunidad arbitral conocedora del arbitraje internacional y una judicatura que entiende y respeta el arbitraje. Tiene todo para ser sede de arbitrajes, en particular arbitrajes en español.

¿Cómo ha sido el recibimiento en la capital de España?
La comunidad española nos ha recibido muy bien. Aparte de tener buenos amigos, el conocimiento de nuestra firma ha hecho que el aterrizaje haya sido más suave. Nos sentimos muy cómodos. Somos optimistas con el proyecto pero quienes nos reciben están aún más optimistas. La gente de la comunidad arbitral está entusiasmada: que una firma con una actividad intensa en arbitraje en Latinoamérica venga aquí a Madrid se ve como una confirmación de que los esfuerzos que se están haciendo para convertirla en sede de arbitrajes internacionales tienen sentido.

Cuando yo empecé el arbitraje internacional en español estaba creciendo y apenas habían árbitros que lo hablaran.

Alfredo Bullard y la tinta…
Los medios cumplen un papel en todos los sectores de la actividad humana y el arbitraje no es distinto. Escribir en medios es central, el abogado tiene que convertir su historia en algo sencillo y, en general, los medios te fuerzan a empaquetar la idea, te obligan a sintetizar, te proporcionan el canal de comunicación y te permiten llegar a un público más amplio.

Escribe un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.