Real Hearing. Tan real como en el tribunal


Dyalá Jiménez Figueres, abogada costarricense especializada en arbitraje internacional y fundadora de la firma DJ Arbitraje, asesora a empresas en procesos arbitrales, así como en fases previas y posteriores al arbitraje o el litigio. Miembro fundador del Grupo Latinoamericano de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional (ICC), del Instituto de Arbitraje Internacional (AIA) y de la Asociación Latinoamericana de Arbitraje (ALARB), es invitada con frecuencia en calidad de expositora en conferencias y seminarios internacionales.

En el ámbito académico Jiménez Figueres es profesora en Lead University, Costa Rica, miembro del “Institute of World Business Law” y co editora en jefe del Boletín, ambos de la ICC. Además fue profesora del curso “Arbitraje Comercial Internacional” en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile durante siete años, hasta 2013, así como en el Programa LLM de la Universidad de Chile y del Instituto Heidelberg.

Who’s Who Legal 2016 la distinguió como una de los tres expertos de Costa Rica en arbitraje internacional. También fue destacada como una de los cinco expertos de Chile en arbitraje internacional en el 2009, 2011 y 2012. Chambers & Partners la ha definido como una abogada “notable”

“Me definiría como una profesional con perfil internacional. Como un árbitro al que le gusta escuchar a los demás y tomar decisiones fundadas, razonadas… Esta parte del arbitraje me viene muy natural, escuchar primero y tomar una decisión después. Otra cosa del arbitraje que me gusta es que soy una persona que le pone mucha atención a la sustancia y a la vez a la forma -al proceso-, que viene bien en el arbitraje. Me gusta también observar cómo se elaboran las redes, las comunicaciones y las relaciones entre nosotros”.

  • ¿Cuáles fueron sus inicios en el arbitraje?

Mis inicios fueron durante los últimos años de la facultad de Derecho de Costa Rica, trabajé en un programa financiado para la Corte Suprema de Justicia que desarrolló y promovió activamente los sistemas alternativos de solución de conflictos en el país.

Participé en una Competencia de Derecho Internacional Público, y me encantó el debate por las diferentes posiciones y el desafío intelectual que representa hacerlo en otro idioma y tomando en cuenta el Derecho Internacional. Germinó así un interés por lo que sería mi carrera en el arbitraje.

Después, recién graduada, junto a Rodrigo Oreamuno, en su etapa como vicepresidente de Costa Rica, trabajé como asesora y promovimos la Ley de Arbitraje nacional en el país.

Mi primer trabajo en arbitraje internacional propiamente tal fue en Shearman & Sterling en París como parte del equipo de Emmanuel Gaillard en una pasantía; allí trabajé en el caso Wena Hotels contra Egipto con John Savage, un excelente abogado inglés.

Posteriormente, entré a formar parte de la Cámara de Comercio Internacional bajo la presidencia de Robert Briner, cuando el secretario general era Horacio Grigera, junto a compañeros tan ilustres como Anne Marie WhitesellEduardo Silva Romero y Katherine González, entre otros, así que tuve una escuela muy privilegiada tanto por el exigente ambiente de trabajo, como por el ambiente internacional y la calidad de las personas.

Todo ejercicio que afine o ayude a desarrollar destrezas de investigación, retórica y debate es fundamental para cualquier abogado y en general muchos profesionales de otros sectores.

Por otro lado, estas competencias nos ayudan a aprender a trabajar en equipo y permiten a los estudiantes tener acceso al ambiente internacional presente en el arbitraje. Para alumnos que no tienen acceso a formación en investigación y en retórica es sin duda una gran oportunidad.

En las facultades se debería enseñar de esta forma, para que los alumnos no tengan la necesidad de tener que dedicar tantos recursos a estas competencias internacionales. Pero creo importante alertar que los alumnos no deben pensar por ello que tendrán el trabajo en el mercado fácil.

  • ¿Cuál es la situación del arbitraje en Costa Rica?

El arbitraje es sobre todo institucional y hay cuatro centros principales, no los únicos:

  • Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos, especializado en temas de construcción.
  • Colegio de Abogados, con su sección de arbitraje y mediación, que alberga el Centro Iberoamericano de Arbitraje, CIAR.
  • Cámara de Comercio, el más antiguo.
  • Centro Internacional de Conciliación y Arbitraje, AmCham, del que formo parte de la Junta Directiva. Es un centro que se está modernizando y adaptando su reglamento para arbitrajes internacionales.

En el país, el arbitraje es bastante ágil, aunque hay mucho procesalismo. Puede verse ralentizado porque cuando se impugna la resolución del tribunal arbitral sobre jurisdicción, se puede retrasar el proceso.

  • ¿Cuál es el apoyo educativo al arbitraje en Costa Rica?

En Costa Rica tenemos un sistema dualista, hay una Ley para arbitraje doméstico y otra Ley para arbitraje internacional, pero ninguno de los dos regímenes se enseña en las aulas de la UCR, la institución estatal más importante para la carrera de Derecho. Sí existen, en cambio, ciertas iniciativas en algunas universidades privadas.

Aunque la educación en arbitraje internacional es pobre, hay iniciativas de estudiantes y del grupo Costa Rican Young Arbitrators, que forman equipos de diferentes universidades y participan en competencias internacionales. Este año ganaron en México una competencia internacional. La comunidad arbitral en Costa Rica es muy colaborativa y somos muy conscientes de la necesidad de apostar por los jóvenes y las mujeres.

la ventaja de contar con mujeres en congresos como parte del profesorado, listas de árbitros, abogadas en los despachos enriquece la práctica y el desarrollo profesional del arbitrajela

  • ¿Qué importancia tiene la diversidad y qué problemática se plantea en arbitraje internacional por la falta de la misma?

La diversidad es importante en todos los ámbitos, ya que cuando una comunidad no es diversa, no es representativa. Es una ventaja el contar con mujeres en congresos, como parte del profesorado, en listas de árbitros, abogadas en los despachos, etc. porque  enriquece la práctica y el desarrollo profesional del arbitraje, como se enriquece cualquier otra rama cuando se involucra a más personas.

Igualmente hablaría de la diversidad territorial o geográfica, etaria o racial. La CCI lleva años proponiendo mayor diversidad, tanto el presidente actual Alexis Mourre como el anterior John Beechey (y diría que Robert Briner) han hecho grandes esfuerzos por seguir designando, cada vez, a más personas de diferentes grupo etarios, áreas geográficas y género.

Aunque han aumentado las designaciones de mujeres, todavía falta.

el primer nombramiento como presidente de tribunal arbitral lo obtuve por la designación de dos hombres

  • En su vida profesional, ¿ha sufrido discriminación?

No sé si me han discriminado por ser mujer o latinoamericana… Sí he observado que en algunos foros se toma en cuenta mucho más lo que dice un hombre que lo que yo digo, por ejemplo; y supongo que se presentan propuestas de designación de abogados que no nos van a incluir a las mujeres. Pero como la discriminación es excluir, una no necesariamente se da cuenta cuando se le excluye.

Dicho esto, yo no me puedo quejar porque he tenido una carrera muy sólida. Por ejemplo, el primer nombramiento como presidente de tribunal arbitral lo obtuve por la designación de dos hombres, hace ya bastantes años. Como los hechos hablan más que las palabras, en resumen diría que no he sentido discriminación aunque sí la he observado.

Soy parte del comité director del ERA Pledge precisamente porque sí creo en acciones afirmativas y en la necesidad de que la mujer sea más visible. El día que dejemos de hablar de la diversidad de género será un éxito, para empezar a hablar de otro tipo de luchas.

  • ¿Qué opina del auge del movimiento crítico con el arbitraje de inversiones?

el arbitraje de inversión es una parte de las políticas públicas de atracción de inversiones extranjeras en cada país, y lo importante es que los países definan cuáles van a ser esas políticas públicas

Lo cierto es que hay un movimiento muy fuerte de crítica y desconfianza con el sistema. Se puede deber a razones exógenas, como el modelo de desarrollo o razones políticas nacionales e internacionales, o bien, al arbitraje en sí como modo de resolución de las controversias.

Sin embargo, hay una realidad y es que los derechos y las protecciones en materia de inversión extranjera se diseminan en distintos tratados internacionales, muchos de ellos bilaterales, por lo que es difícil pensar en criticar la inconsistencia supuesta o falta de uniformidad, o la actuación de árbitros privados desconocidos, sin reconocer el hecho de que cada tratado es un pequeño universo legal. Con el nacimiento de esta diseminación de tratados es difícil después, en una suerte de embudo, enfocar todo a una corte permanente sin generar problemas, incluyendo el elemento de selección de los árbitros. Es un desafío para cualquier tipo de renovación. Sin duda, será interesante observar cómo funcionan los tribunales permanentes propuestos para el CETA por ejemplo.

Las cortes internacionales que administran arbitrajes de inversión han tomado medidas contundentes para contribuir a una mayor transparencia en los casos. Esto es importante  ya que los recursos que están en juego son a fin de cuentas de los contribuyentes. En todo caso, en el fondo, el arbitraje de inversión es una parte de las políticas públicas de atracción de inversiones extranjeras en cada país, y lo importante es que los países definan cuáles van a ser esas políticas públicas.

  • ¿Cómo ve  la necesidad de regular aspectos como la ética en el arbitraje?

El arbitraje cada vez es más utilizado y ocupa un espacio cada vez mayor en el quehacer de las comunidades y empresas, por lo que es normal que se vaya afinando y detallando la regulación en ciertas materias que tienen que ver con el arbitraje, como las medidas cautelares, los procedimientos expeditos… y el tema de la ética ha adquirido importancia en gran medida por dos aspectos:

– el doble sombrero, por el hecho de que muchos profesionales ejerzan el rol de árbitro y el de abogado de parte simultáneamente -obviamente no en los mismos casos-.

– por otro lado, que cada vez haya mayor número de personas involucradas en el arbitraje. La comunidad crece y la autoregulación sin normas puede no ser tan perfecta.

La ética tiene varios aspectos en que enfocarse:

– El deber de revelación de los árbitros de potenciales conflictos de interés para intentar que después no haya problemas en la ejecución del laudo, y así procurar un arbitraje “limpio”. Ha funcionado bien la difusión de esta obligación en congresos y publicaciones, así como normas tales como las de la IBA y las notas de la ICC

– La conducta general de los árbitros, por ejemplo, en no aceptar más casos de los que se puede atender.

– Hay que cuidar la efectividad de estas normas. Aun si se regula, si la institución en cuestión no tiene herramientas consistentes para controlar esa regulación de poco servirá.

  • ¿Cuál es la relación de la judicatura y el arbitraje en Costa Rica?

es muy positivo que haya una corte especializada en un país tan pequeño

Es buena en general. En 1997 con la Ley doméstica y ahora con la Ley internacional de Costa Rica se dotó a la sala primera de la Corte Suprema de Justicia las competencias para prácticamente cualquier tema de arbitraje. En ese sentido, es muy positivo que haya una corte especializada en un país tan pequeño.

La relación ha sido muy buena, con decisiones consistentes en general en relación con el reconocimiento de cláusulas arbitrale y ejecución de laudos. El único problema, y tiene que ver con la administración de Justicia, es la demora en tomar las decisiones.

En Latinoamérica existe cierta distancia entre el arbitraje nacional, más procesalista y rígido, y el arbitraje internacional que cuenta con una mayor flexibilidad, pero que requiere de mayor especialidad y conocimientos.

El CIAR puede llenar este tránsito entre las mejores prácticas utilizadas por árbitros y abogados en el ámbito internacional y el acceso a la justicia arbitral para empresas que, de otro modo, deben recurrir a arbitrajes nacionales en las cámaras o tribunales de justicia.

El Centro Iberoamericano de Arbitraje puede proveer de un servicio a pymes o empresas que no tienen acceso o no conocen del arbitraje de instituciones internacionales muy onerosas para ellas y, por otro lado, no están a gusto con las cámaras nacionales, que generalmente van a administrar casos entre empresas de un mismo país.

Si yo fuera una pyme que tiene una relación contractual con una empresa grande de otro país, CIAR puede ser un foro natural, idóneo y adecuado para los posibles conflictos.

las cámaras y los colegios de abogados deben trabajar para obtener unas buenas articulaciones junto a los poderes judiciales de los diferentes países

  • ¿Cuáles son los principales retos que enfrenta el CIAR?

Uno de ellos, trabajar con diferentes jurisdicciones. Pero, para convertir este desafío en una oportunidad, las cámaras y los colegios de abogados deben trabajar para obtener unas buenas articulaciones junto a los poderes judiciales de los diferentes países.

Por otro lado, se debe saber comunicar que no se está compitiendo con el CIAC, un producto americano, ni tampoco se está compitiendo con la ICC. CIAR debe entender cuál es su rol, su cometido y cómo llegar a convencer a los usuarios de que se trata de una opción idónea. No obstante, esta necesidad puede tornarse en una oportunidad por el citado nicho vacío.

Y, finalmente, el Centro debe ser capaz de:

  • organizar una lista de árbitros diversa,
  • garantizar calidad de justicia,
  • asegurar la rapidez de sus procedimientos,
  • emitir laudos razonados, pero cortos y muy orientados al cliente, para garantizar un resultado efectivo y comercial
  • y ser consciente de la necesidad de ser ágil y sensible a los intereses comerciales de clientes medianos y pequeños.

 

 

 

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